La niña que se fio del lobo
Otra vez hablaba el Rey Namil con
Tolip, su consejero, y le dijo esto:
-Tolip, Hoy me han querido presentar a
un nuevo amigo, pero no sé si fiarme, ya que una vez me mintieron, y me robaron
varias joyas, y yo quería que me aconsejaras.
-Señor Rey Namil -dijo Tolip- para que
usted pueda aconsejar sobre esto, me gustaría que supiese lo que le ocurrió a
una niña que se fio de un lobo.
-Señor -dijo Tolip- , una madre le dijo
a su hija que si podía ir a la casa de su abuela, a llevarle la cena, pero que
por el camino no se entretuviera con nada ni con nadie. La niña marchó de su
casa, y para ir a casa de su abuela, tenía que atravesar un bosque. Ella se
adentró y comenzó a andar. Al pasar varios árboles, vio la cola de un lobo
detrás de un árbol, pero recordó lo que le dijo su madre. En esto que el lobo
salió de detrás del árbol, se interpuso en su camino y le dijo a la niña:
-Hola, niñita, ¿dónde vas?
-Voy a casa de mi abuela, a darle la
cena.
-¿Quieres que te diga un camino muy
corto para llegar?
-Vale.
-Es el de la izquierda.
-Va le muchas gracias. Es usted muy
amable.
La niña se marchó por el camino que le
indicó el lobo. Pero el lobo se fue por el otro, que en realidad era el más
corto. Cuando la niña llegó a la casa de la abuela, se encontró a la abuela
rara, con las orejas peludas, los ojos grandes y la boca grande y se lo
preguntó, pero el lobo se comió a la niña.
Pasó por allí un leñador, que escuchó
la voz de la niña. Entró en casa y libró a la niña del estómago del lobo y le
metió piedras y lo tiró al río.
Y vos, señor, aconsejo yo, que no se
debería fiar de cualquiera, aunque no todo el mundo es malo, y si la quiere
conocer, nunca vaya solo, es decir, vaya acompañado.
El Rey consideró este un buen consejo.
Y don Sergio lo hizo escribir en este libro e hizo estos versos que dicen así:
“Nunca te fíes,
pero tampoco desconfíes.”
SERGIO HUERTAS 3ºB
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