Desplazándose de un lugar a otro, bien puede ser por la Plaza Mayor mientras se toma una relaxing cup of café con leche o por una bonita playa de Hawai mientras discretamente observa a los hombres surfear, moviendo las extremidades inferiores de forma acompasada cual metrónomo y que puede ser tanto a la velocidad de aquel invertebrado hermafrodita provisto de una concha enrollada en forma de espiral, un pie carnoso que le sirve para arrastrarse y dos tentáculos en la cabeza ese pronombre personal de la primera persona del singular que debería importarte más que cualquier otro y que sale en prácticamente todas tus conversaciones con amigos, a una temperatura más alta de lo normal, esa temperatura que alcanzas cuando en las revistas ves a ese actor que tanto sigues sin esa prenda que le cubre el cuerpo desde el cuello hasta la cintura o cuando al llegar de un frío recreo del instituto vas corriendo hacia el radiador de clase, manifieste su alegría y felicidad moviendo sus mandíbulas y emitiendo unos sonidos característicos de cada individuo de este planeta que pueden ser tan aburridos como una clase de física y química a primera hora de un lunes o tan contagiosos como la epidemia de la Peste Negra del siglo XIV ese conjunto de personas externo a ti y que muchos seres humanos dan más importancia de la que se debería cuando se comete algún error e incluso no actúan como quisieran por temor a lo que pueda pensar y especular.
NOELIA MARTÍNEZ 3º B
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