Hace muchos años en un lejano país vivía un príncipe llamado Abdul. Era un hombre muy generoso con sus pueblo. Todos tenían trabajo, eran tratados con cariño y si tenían algún problema él les ayudaba a solucionarlo.
El príncipe Abdul quería casarse y tener descendencia y para eso tenía que contraer matrimonio con una princesa hermosa. Después de muchas candidatas eligió a la dulce princesa llamada Cristal, una mujer muy bella, muy dulce, cariñosa y muy preocupada por los asuntos del reino. Sólo tenía un gran problema, no paraba quieta en ninguna parte del palacio.
De repente quería bailar, como quería pasear, luego tocar el piano y al rato se cansaba de todo y se ponía a cocinar.
Al príncipe le tenía desconcertado, pensaba: tengo una bonita esposa, una mujer dulce y cariñosa pero tiene "culo de mal asiento" y no sabía que hacer para cambiar el defecto de su esposa. Se le ocurrió una idea: si el que ella sea así me descoloca tanto, imagino que si yo me comporto como ella, a ella también le desconcertará. Y dicho y echo empezó a comportarse como ella lo hacia a habitualmente. La princesa Cristal no entendía por qué su marido se comportaba así y le daba mucha rabia, se enojaba bastante hasta que se lo dijo a él y tomaron una decisión y era que los dos deberían cambiar su actitud.
Es mejor hacer las cosas con calma y de una en una, porque lo bien hecho bien parece.
ALBA JIMÉNEZ TEOMIRO 3ºD
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