-Disculpe vuestra merced, ¿podría informarnos de cuál es nuestra estancia en este momento?
La mujer se echo a reír:
+Jajajajajaaja ¿me toman el pelo?, ¿si quieren robarme, no llevo nada de valor?
-No bella dama, no hay nada de broma en nuestras palabras
+Muy bien no tengo tiempo para vuestras tonterías, llevo prisa, ustedes están en Madrid, Madrid Capital, que tengan un buen día.
Don Quijote y Sancho se quedaron a cuadros, aunque sentían curiosidad de saber más de “Madrid, Madrid Capital”. Continuaron andando y decidieron parar en el alguna taberna para tomar algo, de repente don Quijote se paró en seco, y señaló un cartel que decía: El mesón del Quijote, pensó enseguida en que aquel era su taberna, así que cogió a Sancho y entraron con aires de grandeza, se sentaron y cuando el camarero llegó para tomarles nota don Quijote le dijo que trajera el mayor manjar que allí sirviesen, y así fue. Cuando acabaron de comer se levantaron para irse pero el camarero les paró:
-Disculpen no han pagado la comida
+Acaso no sabe ¿quién soy yo?
-¿Quién es usted?
Yo soy el mismísimo don Quijote y como he observado este es “el mesón del Quijote”, mi mesón no tengo por qué pagar nada por algo que ya es mío.
+Señor, si no paga, tendré que llamar a la policía.
-No sé quién es esa tal policía, pero si usted quiere llámela.
El chico cogió el teléfono y la policía apareció allí inmediatamente. Estos les dijo que si no pagaban irían a la cárcel esa noche y don Quijote le explicó de nuevo la historia de quién era, cuando acabó de hablar, el policía les cogió y se los llevó a la cárcel. Y allí pasaron la noche, Sancho tumbado en la cama y don Quijote observando las luces de la noche en aquel extraño lugar “Madrid, Madrid Capital”
Lucía Seneros López 3ºB
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