Quietud
Como una soga atada al cuello,
la tristeza se adhiere a cada parte de mi ser.
Mis ojos creen verte,
mis dedos creen tocarte,
mis labios creen besarte,
y en una dulce ilusión
mi mente creen encontrarte.
Mi corazón se acelera al compás de cada segundo,
pero de repente despierta, se agrieta, se congela.
No estás aquí.
Te espero, desespero, y mientras,
las lágrimas alimentan este tormento.
La sangre al derramarse sobre mis brazos
hace que el alma se desgarre poco a poco.
Me ahoga el silencio.
Ya sólo soy una voz marchita,
que sin pensar te regala su último suspiro.
[Raquel Sancho García. 4º ESO B.
1er premio de poesía]
Huella de amor
Encontraré otras manos
que me acaricien sin engaño,
en otros labios nuevos
yo sabré encontrar ternura
palabras que me ayuden
a olvidar mis viejas dudas.
Pronunciaré su nombre
y ya no me haré más daño
porque sabré olvidarla
y con el paso de los años,
ella será tan sólo
una sombra de otro tiempo,
la parte de mi vida
pasajera como el viento.
[Ricardo Arias Carrizosa. 2º Bachillerato B.
2º premio de poesía]
Mi vida
Juro la vida
odisea es la mía.
Sueños imposibles
en puertos prohibidos,
lunes por la tarde,
Urano sin vida.
Imposibles son mis sueños,
sueños sin vida,
lugares desiertos,
orquestas sin sinfonía,
puertas sin salida,
esperanza acabada,
zumbido de una mosca.
A veces mi soledad se hace infinita,
ruiseñores cantando,
alegrías sin vida,
nunca encontraré,
Gema, el amor de mi vida,
un día despertaré
revoloteando en su vida.
Encontraré el sentido.
Nada podré hacer…
[Álvaro Cecilia Fernández. 1º ESO D
3er premio de poesía]
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