Hoy en esta isla había ocurrido un milagro. Habíamos naufragado en una isla y pensábamos que no iba a haber comida ni agua para poder sobrevivir, pero entonces, al adentrarnos en la selva de la isla, vimos de repente unos grandes árboles donde había cocos y piñas.
Al cabo de caminar mucho, vimos unos grandes lagos, todos gritamos a la vez ¡Estamos salvados! Entonces se acercó alguien por detrás de nosotros, una persona que llevaba muchos años viviendo en esa isla y se la conocía bastante bien, conocía los sitios para poder estar a salvo de todos los animales y llevarnos a un lugar para poder descansar sin peligro de que nos atacara algo o alguien, y nos proporcionó comida, el hombre tan amable nos dio su cabaña que había construido con acero a prueba de animales. A la mañana siguiente fuimos a buscar comida, encontramos cocos y piñas, el señor nos dijo que sabía tanto porque se había criado en esta isla, naufrago de pequeño yo le pregunté:
“¿Y tus padres?” Él dijo que ellos se pudieron salvar, nosotros conmovidos por esa terrible historia le dijimos que le ayudaríamos a volver a su hogar. Él, emocionado, aceptó, y se pusieron en marcha para salir de esa isla, entonces dijeron que iban a hacer una señal de humo para que cuando un helicóptero o algo se acercara por ahí y les recogiera. Al cabo de unas horas oyeron un ruido que se acercaba, entonces encendieron la mecha. El helicóptero la vio y bajó ¡Estaban salvados! Los niños le dijeron al piloto que querían que le llevara a Madrid, cuando llegaron fueron a la casa del señor y cuando tocó la puerta, sus padres les reconocieron, sin pensárselo dos veces le abrazaron, estuvieron 2 minutos muy emocionados. Entonces los niños dijeron que era su hora de irse, ellos también querían ver a sus padres. Cuando llegaron, todo el mundo les recibió con los brazos abiertos era muy emotivo, les hicieron una fiesta de bienvenida se lo pasaron de maravilla. A partir de ese momento nunca se separaron de sus padres y aprendieron lo duro que seria vivir sin ninguna ayuda.
Alejandro López
Al cabo de caminar mucho, vimos unos grandes lagos, todos gritamos a la vez ¡Estamos salvados! Entonces se acercó alguien por detrás de nosotros, una persona que llevaba muchos años viviendo en esa isla y se la conocía bastante bien, conocía los sitios para poder estar a salvo de todos los animales y llevarnos a un lugar para poder descansar sin peligro de que nos atacara algo o alguien, y nos proporcionó comida, el hombre tan amable nos dio su cabaña que había construido con acero a prueba de animales. A la mañana siguiente fuimos a buscar comida, encontramos cocos y piñas, el señor nos dijo que sabía tanto porque se había criado en esta isla, naufrago de pequeño yo le pregunté:
“¿Y tus padres?” Él dijo que ellos se pudieron salvar, nosotros conmovidos por esa terrible historia le dijimos que le ayudaríamos a volver a su hogar. Él, emocionado, aceptó, y se pusieron en marcha para salir de esa isla, entonces dijeron que iban a hacer una señal de humo para que cuando un helicóptero o algo se acercara por ahí y les recogiera. Al cabo de unas horas oyeron un ruido que se acercaba, entonces encendieron la mecha. El helicóptero la vio y bajó ¡Estaban salvados! Los niños le dijeron al piloto que querían que le llevara a Madrid, cuando llegaron fueron a la casa del señor y cuando tocó la puerta, sus padres les reconocieron, sin pensárselo dos veces le abrazaron, estuvieron 2 minutos muy emocionados. Entonces los niños dijeron que era su hora de irse, ellos también querían ver a sus padres. Cuando llegaron, todo el mundo les recibió con los brazos abiertos era muy emotivo, les hicieron una fiesta de bienvenida se lo pasaron de maravilla. A partir de ese momento nunca se separaron de sus padres y aprendieron lo duro que seria vivir sin ninguna ayuda.
Alejandro López
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