Sin perder la esperanza…
Vine a Comala porque me dijeron que acá vive mi padre, un tal Pedro Páramo.
Hace años que no lo veía , y sentí incertidumbre y un gran temor a que no me conociese y pensase que iba a ser un forastero cualquiera…
Me las apañé para conseguir su teléfono y poder contactar con él antes de que me viese y pensase mal. Intenté varias veces llamarle pero no contestaba , empecé a perder la esperanza de verle , ya que tampoco sabía a ciencia cierta donde residía.
Tras la larga espera recibí una llamada, era de una mujer que me preguntó quién era y por qué quería hablar con el Sr Paramo. Yo le conté que era un asunto personal y que por favor si hablaba con él le dijese que contactara conmigo, que era un tema importante. La señora dijo que lamentablemente no le iba a poder dar el recado ya que había viajado muy lejos por asuntos de trabajo y que no volvería hasta dentro de unos años, yo muy disgustado le dije que vale y colgué.
Con toda esperanza perdida y decepcionado por mi intento fallido quise por lo menos dar una última vuelta por ese pueblo y al menos disfrutar de las mismas vistas de las que en algún momento disfrutó mi padre , cuando de repente recibí un mensaje indicándome su dirección exacta. Entonces me dio por pasar por allí aun sabiendo que él no estaba .
Una vez allí vi a un hombre muy tapado saliendo de la vivienda y le pregunté por mi padre confirmándole que yo era su hijo y le estaba buscando desesperadamente. El hombre al escucharme se descubrió la capucha y emocionado dándome un abrazo me dijo: “Bienvenido a Comala, hijo”, y yo le conté que una señora me dijo que estaría en un país muy lejano durante mucho tiempo y él me explicó que tenía una vida muy difícil, pero que lo importante es que nos habíamos juntado de nuevo y teníamos toda la vida por delante para contarnos todo.
Pedro Serrano
Vine a Comala porque me dijeron que acá vive mi padre, un tal Pedro Páramo.
Hace años que no lo veía , y sentí incertidumbre y un gran temor a que no me conociese y pensase que iba a ser un forastero cualquiera…
Me las apañé para conseguir su teléfono y poder contactar con él antes de que me viese y pensase mal. Intenté varias veces llamarle pero no contestaba , empecé a perder la esperanza de verle , ya que tampoco sabía a ciencia cierta donde residía.
Tras la larga espera recibí una llamada, era de una mujer que me preguntó quién era y por qué quería hablar con el Sr Paramo. Yo le conté que era un asunto personal y que por favor si hablaba con él le dijese que contactara conmigo, que era un tema importante. La señora dijo que lamentablemente no le iba a poder dar el recado ya que había viajado muy lejos por asuntos de trabajo y que no volvería hasta dentro de unos años, yo muy disgustado le dije que vale y colgué.
Con toda esperanza perdida y decepcionado por mi intento fallido quise por lo menos dar una última vuelta por ese pueblo y al menos disfrutar de las mismas vistas de las que en algún momento disfrutó mi padre , cuando de repente recibí un mensaje indicándome su dirección exacta. Entonces me dio por pasar por allí aun sabiendo que él no estaba .
Una vez allí vi a un hombre muy tapado saliendo de la vivienda y le pregunté por mi padre confirmándole que yo era su hijo y le estaba buscando desesperadamente. El hombre al escucharme se descubrió la capucha y emocionado dándome un abrazo me dijo: “Bienvenido a Comala, hijo”, y yo le conté que una señora me dijo que estaría en un país muy lejano durante mucho tiempo y él me explicó que tenía una vida muy difícil, pero que lo importante es que nos habíamos juntado de nuevo y teníamos toda la vida por delante para contarnos todo.
Pedro Serrano
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