Dos amigos se encontraban hablando sobre la forma de ser de cada uno. En la conversación se intercambiaron varias confesiones que a ninguno de los dos les hubiese gustado escuchar, pero que por una extraña razón habían tenido lugar. De un momento a otro, el tema se había tornado exclusivamente hacia uno de ellos. Pedro, le decía a Juan que su excesiva timidez y desconfianza hacia los demás le había llevado a encontrarse en una situación desfavorecida dentro de la sociedad, y que no podría seguir así mucho tiempo si quería solucionar aquel problema.
Cuando Juan llegó a su casa pensó en todo lo comentado aquella tarde. Pedro, en algún momento, dijo una frase que a Juan le resultó intrigante: “para empezar lo que no tienes que hacer es como algunas personas que hablan demasiado por boca de ganso”. El chico no sabía que significaban aquellas palabras, pero él quería ser un chico normal, como el resto de los muchachos de su edad. Se pasó pensando en ello toda la noche, sin poder dormir, dándole vueltas a lo que haría para conseguir hablar por boca de ganso.
A la mañana siguiente, llegó a la conclusión de que iría a una tienda de animales en ese mismo momento y que buscaría un ganso. Una vez comprado el ganso, Juan empezó a tener una extraña relación con él, hasta el punto en el que el ganso aprendió a interpretar los pensamientos y emociones del chico, que con el tiempo aprendió a pronunciar. Llegado a este punto, Juan comprendió que lo que él había conseguido no lo había logrado ningún chico, por lo que eso le llevaría a ser más popular. Así sucedió, la gente, al enterarse del prodigio, adoraba a Juan y el se sintió muy arropado, pero siempre hablando por boca del ganso.
ADRIÁN BLÁZQUEZ
Cuando Juan llegó a su casa pensó en todo lo comentado aquella tarde. Pedro, en algún momento, dijo una frase que a Juan le resultó intrigante: “para empezar lo que no tienes que hacer es como algunas personas que hablan demasiado por boca de ganso”. El chico no sabía que significaban aquellas palabras, pero él quería ser un chico normal, como el resto de los muchachos de su edad. Se pasó pensando en ello toda la noche, sin poder dormir, dándole vueltas a lo que haría para conseguir hablar por boca de ganso.
A la mañana siguiente, llegó a la conclusión de que iría a una tienda de animales en ese mismo momento y que buscaría un ganso. Una vez comprado el ganso, Juan empezó a tener una extraña relación con él, hasta el punto en el que el ganso aprendió a interpretar los pensamientos y emociones del chico, que con el tiempo aprendió a pronunciar. Llegado a este punto, Juan comprendió que lo que él había conseguido no lo había logrado ningún chico, por lo que eso le llevaría a ser más popular. Así sucedió, la gente, al enterarse del prodigio, adoraba a Juan y el se sintió muy arropado, pero siempre hablando por boca del ganso.
ADRIÁN BLÁZQUEZ
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