Si las estrellas titilasen…
Y así aconteció, que bien hallado se hubo en los Páramos solitarios, llenos de nieve y secreto. Consciente o no de ello, empezó a caminar. Otra vez el maldito sueño…
Esta vez sí estaba el caballo, pero siempre detrás de él, siguiéndolo. Piafaba si se le intentaba acercar, y pasado un tiempo, cuando la niebla de su mente se hubo disipado, desistió por completo.
En el horizonte aparecieron las estrellas. Sí. Aparecieron.
¿Las puso alguien allí?
Quizá.
Quizá. Quizá también estuvieron allí desde siempre, observándolo. Quizá. Como era algo rutinario apenas si les prestaba atención. Los astros parecieron danzar. El ritmo del tambor resonó en sus oídos.
Bum-bum.
Silencio.
“Espera-pensó-. Ya he estado aquí antes”.
Y así era. El prado verde sustituyó a la tundra. El frío le heló los huesos hasta la médula. Rugnir al cinto. Una fuente de piedra se erguía en la soledad. El hombre se inclinó sobre el agua que reflejaba el cielo nocturno.
Las estrellas se inclinaron también.
Podía ver el reflejo de los Páramos. Podía ver las constelaciones. Pero no se veía a sí mismo.
De pronto, todo comenzó a dar vueltas. Sus manos temblaron. Un grito, el grito; resonó en la distancia. Lo llamaban. Gritaban su nombre pero no podía responder. ¿Quién era?
De tantas vueltas terminó yaciendo bocabajo, en el piso de hierba. Alguien estaba frente a él, a poca distancia.
Abrió los ojos.
No…
Otra vez.
Allí estaba la criatura. Su cara, sus movimientos, sus pensamientos. El uno examinaba al otro.
-¿Qué quieres de mí?-casi gritó, desesperado, el acosado hombre.
El otro no contestó. Movió la cabeza hacia la izquierda, como si escuchase con atención.
-Aléjate y no vuelvas. O dime por qué me persigues. ¿Qué he hecho? ¿Qué he dicho? Acaso tengas algo que decirme.
Un silencio de muerte.
-Sí-articuló.
El hombre prestó atención, o intentó prestarla. La voz apenas era un susurro. Una voz penetrante, que se quedaba ahí, como un eco. Resonaron de nuevo las palabras.
-Pero a su tiempo. Has de saber que tú y yo guardamos algo en común. Algún día lo sabrás.
-¿Cuándo?-preguntó con ansiedad. Aún tenía miedo. Echó mano a la espada.
El otro comenzó a correr por el prado, perdiéndose lentamente en la lejanía. Antes de desvanecerse en poniente se dio media vuelta. Observó un interminable momento al hombre, gimió y desapareció en el valle.
La noche fue todo. De nuevo estaba en su cama, con su mujer al lado. Pensó detenidamente en esto. Por supuesto, había escuchado cosas como estas sobre mensajeros y sueños que profetizaban cosas. Pero este parecía tan real. ¿Y quién era aquella horrible aberración que lo perseguía? En última instancia decidió esperar.
De pronto había tomado valor; haría frente a sus pesadillas. Descubriría el por qué. Se dio media vuelta y volvió a dormir.
Y así es, que el mensajero seguía allí, real o no, en su habitación. Velando su sueño, de pie y solo, en las tinieblas.
Unos globos blancos parpadearon en la noche, se dieron media vuelta y se hundieron en el abismo del que procedían.
La mente.
Euridamo
Este tío está flipao
ResponderEliminaryo creo que el texto en si esta bien pero el titulo no let ermina de pegar,como el autor es nuestro querido o no, mas bien no Euridamo le pegaria mas un titulo como Euridamiadas asi en plan generico para sus obras literarias.
ResponderEliminarPDT:hacer lo que querais pero quitar la radio de una vez por dios!!
Te matooooooo!!! euridamiadas? wtf? te digo una cosa, dos escopetas tengo...
ResponderEliminarLo de la radio estoy de acuerdo, y ahora en serio (ejem), la pagina va muy lenta.
Denz vaffanculo.
si euridamiadas esta bien y mucho wtf pero luego ingles suspenso (junto a otras 5= , y ami no me va lenta la pagian a lo mejor es tu problema pero la radio si que la quiten y no te copies lo de vaffanculo.....bueno yo no amenazo aviso que el que avisa no es traidor te aviso
ResponderEliminarMe quedaron cinco porque hay mucho...de eso aquí. Peron amos que, sacamos un diez por ir al departamento de informatica y ya.
ResponderEliminarDenz vaffanculo.