No es que no me guste nada,
no me apasiona la fragancia de tus ancas de rana,
por no hablar de tus patas de pato,
preferiría encerrada arena en un frasco.
Esa piel de harina,
igual que la de mi vieja vecina,
brazos peludos de oso
y pescuezo de reptil escamoso.
¿Alguna vez te han regalado un ramo?,
te digo algo...
no quisiera ser tu mascota ni amo:
mentón de Luna, fauces de ogro, morros de hielo,
hocico de arpía, anillos de búho que miran al cielo,
melenas de serpiente.
Pero me extraña una cosa...
¿Por qué nadie se fija en tu buena mente?
Pablo del Río Fernández
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