EL PODER DE LA MENTE
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante. Intentó recordar lo que le había pasado aquella noche pero le fue imposible. Estaba asustado, no sabía qué hacer y pensó que la única solución era salir a buscar ayuda. No conseguía acostumbrarse a su nuevo cuerpo, le dolía la cabeza y le costaba mantener el equilibrio. Salió a la calle temblando, tenía miedo de la reacción que tendría la gente al verle. Él pensaba que todo el mundo empezaría a gritar y a correr huyendo de esa especie de insecto gigante, pero no sucedió nada. Nadie se fijaba en él, era como si no existiese. Decidió pedir ayuda a un grupo de personas que había en el parque pero al escuchar su historia se empezaron a reír y se marcharon. Gregorio no conseguía entender nada de lo que le estaba sucediendo y decidió pasear por la ciudad buscando alguna solución. Llegó el mediodía y buscó un restaurante para comer. Pidió una ensalada y un filete y mientras esperaba a que se lo preparasen, le comentó al camarero lo que le había ocurrido y este comenzó a reírse y se marchó a por la ensalada a la cocina. Cuando Gregorio vio el plato delante, comenzó a gritar porque le habían puesto un sapo. El camarero después de haber escuchado su historia y ver como confundía una ensalada con un sapo, tomó a Gregorio por loco y llamó a la policía y a una ambulancia. Le pusieron un calmante y le trasladaron al hospital. Cuando despertó, un médico que había a su lado le tranquilizó y le puso un espejo delante. Gregorio Samsa se alegró mucho al ver que ya no era un insecto y le preguntó al médico que le había sucedido. El médico le explicó que todo lo ocurrido habían sido delirios de unas fiebres altísimas que le habían dado aquella noche.
Marta Huertas Bautista
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