Gregorio pasa días y horas encerrado en casa, encerrado en su propia soledad, hasta que un día cuando llega la noche asustado, escondiéndose entre las esquinas del pueblo, consiguió llegar a las afueras del pueblo, donde encontró a un viejo mendigo que le quiso ayudar y le envió al río a buscar a una mujer llamada Sofía, que vivía cerca de allí ya que ella le podía ayudar.
Cuando Gregorio llego allí, resultó ser que dio con la mujer equivocada, dio con la mujer más malvada con la que podía haberse encontrado, una mujer que había sufrido mucho y estaba dispuesta a pagarle al mundo o al menos a toda la gente que pudiera con la misma moneda.
Esta mujer, llamada Marina, lo hizo sentir mal y lo hirió profundamente, entonces, Gregorio desconsolado subió al puente del rio y se dejó caer, cayó al agua y se ahogó.
A la mañana siguiente, su amigo el leñador, encontró el cuerpo sin vida, pero esta vez; ya no era un insecto, si no la persona que él siempre había sido y que para volver a serlo tuvo que caer muerto.
Raquel Garrido Gómez.
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