sábado, 30 de enero de 2010

BREVENTOS III



Obsesión

Tendida en mi cama espero a mi visitante nocturno. No tarda en llegar.
Noches y noches de pasión hace que un escalofrío recorra mi cuerpo. Observo las sábanas que envuelven a dos amantes, los pétalos de rosa que enmarcan mi silueta.
Luna llena. Su luz se adentra en mi habitación a través de las agitadas cortinas por el aire de una noche fatal. Se refleja en un fluido color rojo pasión que indica un camino hacia la cama en la que me encuentro.
Mi mano derecha toma lugar sobre mi mano izquierda.
La silueta alta y fuerte de un hombre mira mi cuerpo como tantas otras noches lo ha hecho, pero no del mismo modo: sus ojos no rebosan pasión, sino odio. Sus manos no me acarician, me hieren. Su cuerpo no se ajusta al mío, sino que lo adormece. No hay gemidos de pasión, sino de odio, de dolor. En su mano no aparece un rosa roja, sino negra. La deposita entre mis manos de manera fría y no cálida.
La despedida no son besos, ni caricias, ni palabras de amor… La despedida es una última mirada, fría como el hielo. La despedida es un gran dolor adherido a mi corazón, a todo mi cuerpo. La despedida es el chirrido de la puerta al cerrar y dejarme aislada del mundo. La despedida son mis ojos al cerrarse y no volver a abrirse jamás.
Paula Ordaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario