martes, 30 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS VIII


La felicidad

Huele a rosas maravillosas en primavera,
dulce como el chocolate con fresas
Verde como el bosque en primavera,
tan cariñoso como un chiguagua
Como el siete que me da la suerte,
tan bella como el valle por la mañana
Tan dulce como el melón,
agradable como los pájaros por la mañana
Como el sol tan brillante e inapagable,
como tocar la lana de una oveja

Jorge González

lunes, 29 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS VII


El silencio son las calles oscuras y calladas,
El silencio es un alma callada,
El silencio es el color blanco de los ojos,
El silencio es la sábana en la hora de la siesta,
El silencio es un sonido frío,
El silencio es el tranquilo río que baja por una montaña,
El silencio corre por el aire frío del invierno,
El silencio son los pensamientos que nunca dices,
El silencio son las palabras que no se escuchan,
El silencio es la vergüenza,
es el amor que hay dentro de mí.


Adrián ballesteros

miércoles, 24 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS VII


EL AMOR

Es como una magia
una simple fantasía

una luz que se esparce por el alma

y recorre como un rio

hasta que llena el corazón

y va creciendo y creciendo

como nubes en el cielo

dando vueltas por el el mundo

el amor me ciega aunque
a veces me engaña

intensa manzana roja y suave,

dulce como la miel,

verano de aquella tarde

en que era feliz como un lombriz,
es raro,

demasiado caro

como el dinero de mano en mano,

te recitare mi poema

bajo un cielo
estrellado.

Gabriela Espinosa

martes, 23 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS VI


Verdadero amor

Me gustaría oler el perfume de tus labios
como una rosa hermosa del jardín
que crece entre caramelos de fresa
con sabor a piruleta en forma de corazón.
De color blanco armonía
es la suave piel de tu cara,
sedoso como el pelo que se enreda en mis manos
es el canto de los pájaros en la mañana
o en un atardecer de una playa desierta,
así es como es
el amor.

Lara Alberca

lunes, 22 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS V



Libertad apresada en amor.


Un favor por otro,
siempre quise que llegáramos,
a pactar ese acuerdo.
Solo contigo, el único dueño,
el único poseedor de mi amor eterno.
Mi petición sería pedirte lo imposible,
que quisieras coger un difícil camino sin atajo.
Mi grito ahogado en ilusiones sería solamente,
que fueras mi príncipe azul,
el único que pueda salvarme de mi prisión,
la cuál apresada con cadenas me retiene.

Eldyn Huera

viernes, 19 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS IV


RECUERDOS

El dulce de tus labios
me recuerda a la hierba recién cortada.
Tus lágrimas de agua salada
a la tierra mojada.
El reflejo del sol en tu pelo
a una estrella brillante de luz.
Tu piel de seda
a una caricia del viento.
El azul de tus ojos
al mar en calma.
Todo eso me provoca
la alegría de vivir.

Patricia Rodríguez

jueves, 18 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS III


Un Grito A La Tristeza


Esos ojos cubiertos de lágrimas como un invierno frío y lluvioso.
Día gris de humo en su interior.
Pasa podrida en el frutero de tu corazón.
Acantilado por el que te precipitas cada vez que recuerdas lo sucedido.
Cada vez que tienes ese sentimiento el lobo que llevas dentro sale de ti.
Ese sabor picante que te hace llorar por cada sentimiento que quieres echar.
Noviembre frío y lluvioso te trae recuerdos.
Violines que en tu interior suenan al compás del reloj.
Cementerio tenebroso y oscuro que recuerdos trae.
Rosa negra marchita en el estante de tu habitación.

Tania Velasco

miércoles, 17 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XXII


El primer fantasma apareció, el día en que murió la abuela en el hospital.
Días después que murió mi abuela, era un lunes y se quemó la comida.
El martes se fundieron las bombillas. El miércoles se estropeó la lavadora.
El jueves no sonó el despertador .El viernes amaneció nublado, pero no di con ningún paraguas,
toda esta semana fue muy dura para mí, pensé que se iba acabar mi mundo,
pero todas las cosas producidas era por el fantasma de mi abuela que está empeñada
en asustarme.
Por la noche estaba sola, porque mis padres estaban trabajando, entonces las luces se apagaron ,
los platos sonaban, la tele se encendía, empezó a moverse el mando de la tele ,
y justo abren la puerta y el mando se cae. Eran mis padres que venían,
salí corriendo hacia ellos para abrazarlos y les conté lo que había sucedido,
pero ellos decían que eran imaginaciones mías. Entonces nos sentamos en la mesa mientras cenábamos
mis padres decidieron pedir una cita con el psicólogo, pero yo me negué, dejé la comida sin terminar y
me encerré en mi habitación, me acosté en mi cama y vi a mi abuela que me decía: obedece,
a tus padres y ya no te seguiré asustando.
Gabriela Espinoza

martes, 16 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XXI


Muerte injusta.


El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque. Estaba nervioso, no sabía si alguien de su familia le estaría esperando para despedirse de él. Llevaba años sin saber nada de ellos, había intentado contactar con ellos, pero ni su madre ni demás familia quisiera saber nada. Santiago albergaba la esperanza de verlos por última vez antes de su ejecución, por eso cuando le dijeron que cuál era su último deseo ante un gran manjar eligió poder despedirse de los suyos. Con mucho esfuerzo sus padres decidieron ir a despedirse y Santiago, cuando los vio, se quedó de piedra, porque parecían dos ancianos por el acoso que tras su detención habían tenido que sufrir. Por eso los padres se trasladaron de residencia, empezaron en un nuevo trabajo y aunque Santiago no lo sabía sus padres si se interesaban, pero no le visitaban para evitar males mayores. Santiago al enterarse de eso tras el encuentro con sus padres no le importó que le ejecutaran aunque era inocente porque tenía la conciencia tranquila. Durante la ejecución de Santiago, sus padres abrazados el uno al otro, lloraban por la muerte injusta de su hijo Santiago

Tania Velasco

lunes, 15 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XX


Hoy en esta isla, había ocurrido un milagro uno de los náufragos estaba agonizando pero cuando apareció un resplandor blanco y brillante el hombre que estaba tirado en el suelo de repente se levantó y empezó a caminar por la isla. Los que estábamos allí nos quedamos totalmente bloqueados ya que el hombre se estaba muriendo. ¡Tenía una picadura de víbora y era imposible poder recuperarse de tal veneno mortal! El hombre al rato volvió de caminar por la isla y nosotros asustados no nos acercamos mucho ya que pensábamos que podría ser una cosa rara lo que le había pasado.
De repente el hombre nos empezó a hablar y a decirnos no os asustéis soy yo, nosotros nos miramos unos a otros y nos acercamos. El hombre nos miró fijamente y nosotros asustados retrocedimos varios pasos hacia atrás mientras él venía hacia delante, echamos a correr todos menos Oscar que se quedó con él en la isla. Nosotros cogimos un bote de madera que había anclado a la otra parte de la isla.
De repente Oscar y el chico nos empezaron a seguir nosotros no les esperamos y empecemos a remar, no sé si lo que ocurrió fue real pero lamento que lo que empezó por una salida turística acabó siendo un milagro, una tragedia o simplemente el miedo.
Hoy a 20 de septiembre de 2010 no he vuelto a saber nada ni del chico ni del querido Óscar, a veces oigo ruidos extraños pero no le he dado importancia ya que no sé si es mi imaginación…

Omar Rojas

viernes, 12 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS II


Olvido

Desesperado en febrero sin saber cuándo acaba
Mientras mi mente está blanca como la locura

Silencioso como el olvido
En un perfume sin olor

Soso como la nada
En una brecha abierta en la tierra

Apagado y triste como el invierno
En una ácida mandarina

El 0 que nadie recuerda
En la locura incasable de la hiena

Héctor Sánchez

jueves, 11 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XIX


ESTA ES MI VIDA


¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? ¿Será porque ya estoy viejo? No me lo puedo creer tantos años han pasado, y yo que creía que me quedaba mucho por delante me he dedicado a dar de comer a las palomas en el parque ¡mierda! Voy a disfrutar de mi vida, no puedo estar parado a esperar a morir voy a escribir mis memorias ya que tengo mucho que contar voy a empezar por esa vez, sí, sí, ya me acuerdo, el primer día en la mili. Me costó mucho adaptarme, terminaré por este día en el que me puse a escribir.
Espero que me recuerden por el libro que he escrito no por el viejo que siempre daba de comer a las palomas en el parque.

Jorge González

miércoles, 10 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XVIII


El primer fantasma apareció el día en que murió la abuela en el hospital. Aquel día todos estábamos entristecidos. Mi madre abrazada a mi padre y mis hermanos y yo abrazados a los lados de los lados en forma de piña. Algo me estremeció, fue como si me estuviera dando de lleno una corriente de aire, levanté la mirada y le vi impasible mirándome con aquellos ojos que te ponían los pelos de punta. Yo al verlo me retiré de mi familia, en ese momento aquel personaje me hizo una señal para que me acercara, y como si hubiese sido poseída me fui acercando cada vez más a él.
Cuando estuve a su altura me miró fijamente y me dijo que necesitaba mi ayuda, yo tenía que ayudarle, ¿pero cómo? Si él era como un humo con forma. Me dijo que tenía una cuenta pendiente, esa cuenta pendiente era con un gran amigo, un amigo de toda la vida desde que eran niños y jugaban en aquel parque destartalado de sus casas.
Juan, que así se llamaba el amigo, debía de haber recibido una carta de Pedro, (el fantasma) y que era de suma importancia porque en ella se explicaba (en la carta) el lugar donde se encontraban un tesoro que años atrás habían encontrado juntos y que por circunstancias de la vida dejaron de hablarse y ahora que Pedro había muerto era necesario hacerle llegar esa carta para que Juan pudiese saber dónde estaba escondido el tesoro y para que pudiera pagar el impuesto de entierro que debía al ayuntamiento.

Cristina Lucas
.

martes, 9 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XVII


El primer fantasma apareció el día en que murió la abuela , en el hospital. La abuela de María estaba enferma, tenía cáncer de hígado. Ella no sabía qué le pasaba, por eso fue al hospital porque tenía malestar, entonces la tuvieron que ingresar en el hospital. Pasó un mes y murió. Entonces su hija la mayor sentía a su madre muy cerca, veía que se movían cosas, que corría el viento , pero se dio cuenta de que era el fantasma de su madre. Su hija le dijo que también sintió algo, creía que era su abuela, por eso María le dijo a su madre que no se preocupara que no iba a pasar nada, que su abuela descansa en paz. Su madre le hizo caso y desde ese momento ya no pasaba nada extraño y vivieron felices y tranquilos.


Yhajaira Armijo

lunes, 8 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XVI


Sin perder la esperanza…

Vine a Comala porque me dijeron que acá vive mi padre, un tal Pedro Páramo.
Hace años que no lo veía , y sentí incertidumbre y un gran temor a que no me conociese y pensase que iba a ser un forastero cualquiera…
Me las apañé para conseguir su teléfono y poder contactar con él antes de que me viese y pensase mal. Intenté varias veces llamarle pero no contestaba , empecé a perder la esperanza de verle , ya que tampoco sabía a ciencia cierta donde residía.
Tras la larga espera recibí una llamada, era de una mujer que me preguntó quién era y por qué quería hablar con el Sr Paramo. Yo le conté que era un asunto personal y que por favor si hablaba con él le dijese que contactara conmigo, que era un tema importante. La señora dijo que lamentablemente no le iba a poder dar el recado ya que había viajado muy lejos por asuntos de trabajo y que no volvería hasta dentro de unos años, yo muy disgustado le dije que vale y colgué.
Con toda esperanza perdida y decepcionado por mi intento fallido quise por lo menos dar una última vuelta por ese pueblo y al menos disfrutar de las mismas vistas de las que en algún momento disfrutó mi padre , cuando de repente recibí un mensaje indicándome su dirección exacta. Entonces me dio por pasar por allí aun sabiendo que él no estaba .
Una vez allí vi a un hombre muy tapado saliendo de la vivienda y le pregunté por mi padre confirmándole que yo era su hijo y le estaba buscando desesperadamente. El hombre al escucharme se descubrió la capucha y emocionado dándome un abrazo me dijo: “Bienvenido a Comala, hijo”, y yo le conté que una señora me dijo que estaría en un país muy lejano durante mucho tiempo y él me explicó que tenía una vida muy difícil, pero que lo importante es que nos habíamos juntado de nuevo y teníamos toda la vida por delante para contarnos todo.

Pedro Serrano

viernes, 5 de noviembre de 2010

CONSENTIDOS CONSENTIMIENTOS I



Perfume de melocotón en una sonrisa
y el olvido estrellado de los jazmines.

Terciopelo marino de los abrazos
y las olas del mar como música del pensamiento.

Jardín de pétalos amarillos como el sol
y arco iris en un cielo sin lluvia.

Helado de nubes con regaliz de amor
y vivir en un algodón de azúcar.

Esa es la felicidad que para ti he pensado
y te la envuelvo en este latido de luz blanca
.

jueves, 4 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XV


Yo no maté a mi padre, pero a veces me sentía como si hubiera contribuido a ello. Todo comenzó una mañana gris, era el mes de diciembre, había niebla, hacía frío, el suelo estaba mojado… y yo no volvería a ser la misma. Era la hora de comer cuando volvía del instituto a la vez que mi padre llegaba de trabajar, empezamos a comer, y ¡cómo no! también empezamos a discutir, por cosas que a mí me parecían tan importantes y hoy me doy cuenta de que no lo son. Todas habíamos quedado para ir a dormir a casa de Ana y yo no estaba segura de que mi padre me dejara ir porque hacía muy mal tiempo y además estaba lejos, pero yo insistí, insistí, lloré, pataleé, grité hasta que el se rindió y yo como siempre me volví a salir con la mía. Llegó la noche, todo estaba preparado y mis amigas me vinieron a buscar, lo único que me pidió mi padre fue lo único que no hice llamarle cuando estuviera allí. Pasaban las horas y mi padre miraba el reloj angustiado no recibía mi llamada y al llamarme él no contestaba porque no oía el móvil ya que todas nos estábamos riendo.
Me dejó un par de mensajes, parecía muy preocupado por lo que decidiría coger el coche y venir a buscarme pero no logró llegar, el suelo estaba mojado, había niebla, hacía frío… el coche dio dos vueltas de campana, mi padre quedó tirado en la carretera, cuando volví a verle no pudo escuchar lo mucho que lo quiero y lo querré, no lo maté pero me siento tan culpable…

Lucía Barrilero

miércoles, 3 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XIV


El Paraíso

Hoy en esta isla, había ocurrido un milagro.
Tras un trágico accidente la vida de Clara cambió.
Aquel accidente llevó a Clara hasta aquella isla casi deshabitada, donde conoció
a Víctor, un náufrago que llevaba gran parte de su vida viviendo allí,
en esta isla a la que él llamaba "el paraíso".Víctor como todos los días estaba dando un
paseo por la isla, en la lejanía vió un cuerpo junto a las rocas, se trataba de una mujer
que las olas había arrastrado hasta allí .Víctor miró a aquella mujer con asombro y decidió llevarla
hasta la choza donde él habitaba. La acostó en una especie de cama y ella poco a poco va
recuperando el sentido y le pregunta cómo se llama; el respondió Víctor y ella le dijo que Clara mientras
Víctor le regala una sonrisa. Pasan los días y Clara y Víctor se van conociendo cada vez mejor,
Clara sin darse cuenta se estaba enamorando de Víctor sin saber que él también correspondía a aquel amor,
ellos cada vez se sentían más unidos dispuestos a formar un hogar. Clara estaba muy feliz
porque había encontrado en aquel paraíso todo cuanto soñó. Aquel día Clara estaba sentada
en la orilla del mar recordando los momentos felices que había pasado junto a Víctor, cuando de repente
escuchó ruido de muchas personas que en la lejanía gritaban su nombre. Ella miró
con gran asombro, se trataba de su familia que estaban buscándola.
Clara con mucha felicidad fue corriendo para darle un abrazo a su madre,
estaba tan feliz de tener a Vítor el hombre que amaba y a su familia hasta aquel segundo
su vida era feliz ,hasta el momento que su madre dijo que era hora de marchase de
recuperar la vida que ella tenía antes de sufrir aquel accidente. Ella con tristeza
le dice que no se iría con ellos porque su vida estaba junto a Víctor en aquel paraíso.

Karen Pereira

martes, 2 de noviembre de 2010

RECOMENZAMOS XIII


El enigma de su muerte.

El primer fantasma apareció el día en que murió mi abuela, en el hospital.
Nunca supimos la razón exacta de su aparición, pero yo creo que tenía algún tipo de vínculo con mi abuela, o hasta podría ser ella. Yo me encontraba con mis amigos cuando me comunicaron la noticia de que mi abuela acababa de fallecer. Destrozado y con el apoyo de mis amigos, me dispuse a ir al hospital ya tarde. Una vez allí, mientras subía a la planta donde se encontraba la habitación en la que estuvo mi abuela, me pareció ver un reflejo en una de las habitaciones, en la habitación 23. Decidí no acercarme, pues pensé que era un enfermo y le podría molestar que entrase en su habitación. Así que continué andando. Pero vi que alguien me seguía y que susurraba mi nombre con el objetivo de detenerme. Miraba hacia atrás asustado, y en cuanto vi a una enfermera, para mi sorpresa, el reflejo de aquella persona se desvaneció. Le expliqué lo que me había sucedido pero ella no lo creyó. Seguí sólo mi camino hacia la habitación. Llegué, y en uno de los cajones de la mesilla encontré una carta. La abrí con suspense. En ella ponía: Dirígete a la habitación 23.
Tras pensarlo detenidamente, decidí hacerle caso a la carta. Una vez entré, se cerró la puerta de golpe, empecé a gritar eufóricamente pero sin resultado alguno. Mis esfuerzos por escapar fueron en vano.
Lo único que recuerdo de antes de despertarme en aquella misma camilla del hospital rodeado de amigos y familiares es la silueta de un hombre desenchufando el aparato que mantenía con vida a una paciente del hospital. Entonces comprendí que mi abuela fue asesinada, y que ella, de alguna forma, quería que yo lo supiese.

Cristina Ratero