lunes, 30 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS XVI



AUSENCIA

Se apagaron la luces

y mi soledad empieza

aún busco aquella pieza

que encajara en ese puzle.

Caen la hojas de los abedules

y tengo síntomas de tristeza

que más decir de tu belleza

de tus profundos ocasos azules.

Un piar rondando en mi cabeza

me estaré volviendo loco

o es que no puedo con tu ausencia.

Si no estás los días me pesan

tu perfume se va alejando poco a poco

¡Ay mi reina Omega! no mostrastes tu flaqueza.

Jesús Pedroso Pinto

LITERAL IV


Aquel día tan asombroso.

Cuando mi hermana nació todos estábamos ilusionados, era morena con ojos marrones y toda mi familia pensaba que iba a ser igual de habladora que yo, ya que se parecía mucho a mí.
Cuando tenía dos años, todos suponíamos que iba a salir alguna palabra de su boca, pero nada, no decía absolutamente nada. El médico nos dijo que con el paso del tiempo ya hablaría, y si no, podría haber nacido muda. Todos estábamos preocupados, pero cuando mi hermana cumplió los tres años sucedió algo asombroso. Fuimos al campo de mi abuelo donde tenía gallinas, pájaros, conejos, y un estanque lleno de patos y gansos.
Mi hermana estaba entusiasmada con los animales, pero seguía sin decir ninguna palabra. Estuvimos toda la mañana ayudando a mi abuelo hasta la hora de comer, y cuando nos dimos cuenta, mi hermana ya no estaba. Buscamos por todos lados y no aparecía, hasta que oí una voz. Parecía la voz de una niña pequeña, pero a la vez el ruido de un pato, o un ¿ganso?. Fui corriendo al estanque y allí estaba mi hermana que no paraba de soltar ruidos extraños, o lo mismo era decir que no para de hablar por boca de ganso, ya que el ganso del estanque corría de un lado para otro sin poder emitir ruido ninguno. Ahí lo entendí todo, la lista de mi hermana le había quitado la boca para poder hablar.


SANDRA JAEN

domingo, 29 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS XV



CONFESIÓN DE UN ASESINATO

Y tras mirarte a los ojos,

enfurecidos cual tormenta nocturna,

no sé si fue casualidad o fortuna

logré comprenderte entre sollozos.


Entre edificios, calles y despojos

nos alumbraba la pálida luna,

momento extraño que sabía a locura,

mucha gente cerca, para mí solo nosotros.



Se palpaba la tensión en el ambiente,

se oía el silencio de la noche,

sintiendo la angustiosa lluvia en la frente.


Me daba todo igual, me sentía indiferente,

subimos a mi sucio y abollado coche

y me relataste aquel "no accidente".


Javier García Cobián


LITERAL III


Juego con fuego


En el antiguo Londres no es que resultara muy fácil la vida. Policías por todas partes, ladrones que asaltaban en los callejones más oscuros… Caza de brujas. Lo más temido por todas las mujeres de la región.
Los hombres hacían caso a la leyenda. Cada noche, a las doce, el cielo se teñía de color púrpura, y, los espíritus de las brujas quemadas en el pasado, se aposentaban en los frágiles cuerpos de las mujeres.
Muchos pensarán que ser bruja es una maldición o algo así, pero, en realidad es lo mejor que puede pasarte.
Yo no creía en esa leyenda, pero cuando un día un sombrero y una escoba aparecieron por arte de magia, claro que lo creí.
Ser bruja es el mejor tratamiento antiarrugas, tú solo lo deseas, y vuelves a tener la piel de una chica de veinte años. Dientes perfectos, una silueta deseada por todos… El único inconveniente es que solo podía llevar acabo mis proyectos cuando el sol no hacía acto de presencia.
Decidí crear la primera clínica de cirugía estética del país y de la historia, a la que bauticé con el nombre de: “En un plis, plas, bella quedarás”. Mis precios eran altos, y me volví rica en muy poco tiempo.
En menos de un año toda la población londinense contaba con un cuerpo perfecto, de los que se representaban en las esculturas del arte griego. Bueno, toda la población excepto yo.
Ser bruja no fue totalmente gratis, y el precio que tuve que pagar fue ni más ni menos que mis hermosas manos. El fuego las destrozó.
• Mis humildes manos ya no tienen arreglo- todavía lloro al recordarlo.
Deseo que pedía mi clientela, mis manos lo sufrían. Ni magia ni nada. Y es que al final no sé si mereció la pena poner la mano en el fuego por mis clientes.
PAULA ORDAZ

sábado, 28 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS VX



La tristeza

Es ese olor de los campos de Auswitch cuando cada vez quedaban menos
Es ese color oscuro de una casa poco iluminada
Es ese color gris de un día lluvioso

Es ese silencio que incluso hace ruido
Es ese sonido del violín antes del hundimiento del Titánic

Es el tacto del reloj que se quedó sin pila el día que su dueño murió
Es como sentir el frío de la nieve de diciembre en tu mano

Es esa foto en blanco y negro de tus abuelos a los que no verás más
Es ese último rayo de sol del día que te anuncia que no veras el día
siguiente.

Manuel Moreno

LITERAL II


Tenía una corazonada, y cuando vi el resultado en televisión, sabía que lo había conseguido. Estaba radiante de alegría, y me dirigí a cobrar el boleto. En cuanto que llegué a mi casa, fui derecho al cuarto de mi hija pequeña y abrí la ventana de par en par. Cogí la casita de juguete con muñecas que tenía y, sin pensármelo dos veces, la lancé por la ventana. Me invadió una gran sensación de poder y pensé que tenía el mundo entero en mis manos. Cogí otra casita de muñecas y la arrojé a la calle, con la suerte de que golpeé a un coche en el parabrisas y me parece que produje un accidente..... ja ja, ¡cómo molaba!
De pronto, me dio un arrebato de locura máxima, y entonces empecé a tirar todo por la ventana, desde lámparas, mesas, sillas, tres televisiones, etc; hasta un par de sofas y el frigorífico.

La gente que pasaba por la calle se quedaba alucinando con la montonera de cosas que había en el suelo, y los trozos de muebles y otros objetos que había desperdigados por el asfalto: que si la pata de una silla por aquí, que si un montón de películas y dvds tirados, que si por allí había un colchón de una cama con las almohadas y los cojines esparcidos por la carretera.... Unos niños jugaban con las sábanas de mi cama, mientras que un matrimonio joven se llevaba una de mis estanterías que no había quedado en muy mal estado al caer. Se formó un gran atasco en la calle por el montón de cosas que había en el suelo. Un hombre, que en ese momento pasaba por allí, decidió prenderle fuego a todo y entonces hubo una gran explosión. El caos era tremendo. Al poco tiempo vinieron los bomberos, la Guardia Civil y la policía. También vino una ambulancia porque me parece que cuando tiré al gato le di a una vieja, pero a mí me daba igual. ¡¡ Qué divertido era esto de tirar la casa por la ventana !!

JESÚS SÁNCHEZ PAULETE

viernes, 27 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS XIII



POEMA MELANCÓLICO

Sabe al dulce aroma de las mañanas del pasado

Sabe a las amapolas cuando despiertan en tus labios

Sabe al limón acido de los malos recuerdos

Huele a la añoranza de tus seres queridos

Huele al lindo olor de las rosas al despertar de una pesadilla

Huele al primer amor de tu adolescencia

Tiene el color putrefacto de las hojas en otoño

Tiene el color de tus ojos humedecidos al mirar atrás

Tiene el color del pan mohoso por el tiempo

Suena al eco de las olas al chocar con tu alma

Tiene el sonido del silbido del viento de tus recuerdos

Suena a la lluvia derramándose por el frío helado de tus mejillas

Tiene la imagen de tu infancia quebrada por la antigüedad

Es la imagen de la oscuridad del anochecer

Tiene la imagen de la juventud en la vejez

Tiene el tacto de un frío amanecer

Tiene el tacto arrugado de la soledad


Zaida Paniagua.



LITERAL I


En aquella época lo pasé muy mal, aunque podría haber sido peor, porque de haber sido descubierto mi secreto, no descarto que me hubieran metido en prisión de por vida. La primera vez que ocurrió fue en casa de mi vecina Sonia. Ella me invitó a café con bizcocho y su madre me agobiaba a preguntas que yo ni quería ni podía responder. Mis cuerdas vocales se secaron y no conseguí articular ni una palabra. Aquella mujer se enojaba cada vez más, enrojeció de pies a cabeza y acabó de bruces en la alfombra. En su entierro, sin embrago, yo no podía dejar de hablar hasta que apareció Maruja, la vecina del quinto, pidiéndome todo tipo de detalles sobre el suceso. Quise contarle todo, lo juro, pero mis labios se sellaron en un rictus de incomprensión. Maruja empezó a respirar con dificultad y hoy ya es difícil que respire después de tanto tiempo bajo tierra. No he vuelto a hablar del asunto, mejor dicho: ¡no he vuelto a hablar! He preferido pasar por un hombre antipático, pero no quiero iniciar conversaciones con nadie ya que soy incapaz de conversar. Lástima que me diera cuenta tan tarde, después de enterrar a todas mis vecinas. Y es que yo… sí yo… las mataba callando.

LiteRosa

jueves, 26 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS XIII



EL ODIO

El odio son gritos de mujeres muertas en vida,
es un sabor amargo como la hiel,
frío como la soledad de la Antártida,
y rojo como la sangre vertida de miles de inocentes.

El odio huele a podredumbre de aquel lago estancado en el olvido,
tiene un sabor avinagrado cual lágrimas derramadas por los débiles,
son aquellos pueblos enfrentados por la sinrazón,
es aquel sonido vacío en un mundo estridente.

El odio es oscuro cual alma rencorosa,
es piel arrugada como una maceta que el tiempo privó de que floreciera,
es una alambrada construida por la ignorancia a lo desconocido,
es el sonido ronco del crujir de un árbol.


Marina Barrilero

miércoles, 25 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS XII



EL MUNDO

Salí a la lisa calle,
me cegaron las luces
pero bien tronó en mí
que hay mucho por lo que luche

niños que viven la blancura,
¿quiénes son?
tan solo víctimas,
de un grupo de presión

mares negros, azotan nuestras caras
agrias gaviotas, apartan nuestra mirada

rugoso fin: las palabras políticas
putrefacción en sus lenguas
provoca risa satírica

amargo maullar de gato pardo
el mundo en que vivimos...
más que mundo es un antro


Raúl Oviedo Silva

martes, 24 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS XI



Compañero 

Mirándote, quisiera que mis lágrimas
se mezclaran con tu agua
y hermanarnos. 

Tu vida y la mía son parecidas,
tantas mareas de color azul, subiendo y bajando,
rompiendo sobre acantilados
o playas de arenas blancas. 

Yo, como tú, no estoy estable,
subo y bajo en mis sentimientos y pensamientos,
rompo en acantilados que me dejan dolorido,
y alguna vez descanso entre la espuma 

Quisiera,
que me abrazaras con tus olas,
me envolverías,
como si mis lagrimas no fueran extrañas para tus burbujas,
me llevarás contigo en tu caracola profunda, no se donde,
lejos, muy lejos,
romper en otros acantilados
y un día reposar
en una playa de arenas blancas,
para siempre como una gran amistad. 
 
Para una persona
que no debe temer caerse porque la recogeré 
                  Héctor Rodríguez Rivero

lunes, 23 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS X



LA LIBERTAD

Libertad, soplo de aire fresco en la cara
mirada al horizonte sin nubes blancas.
Libertad, agua salada de mar inmenso
palabra dulce que si falta se vuelve hiel
olor a hierba recién cortada, pura como el aire que respiramos.
Palabra llena de vida, de luz, de esperanza
sin ella la existencia se vuelve oscura.
Libertad, canto del pájaro al amanecer
olas libres que vienen y van en la tempestad de la noche
árboles que mecen el aire con sus verdes hojas.
El sol que ilumina el mundo sin fronteras
el mismo idioma, la misma música, un concierto que todos bailamos
!Libertad¡ libre como tú misma.


JUAN ANTONIO PINTO

domingo, 22 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS IX



MIEDO

El miedo es un ácido ponzoñoso que corroe nuestra razón
y agrias lágrimas enloquecidas que quieren escapar.

Olor de humedad de un pozo sin final
y el silencioso perfume de un soñador sin rostro.

Del color de la negra pelambrera de un espíritu iracundo,
el líquido bermejo en un venablo oxidado,
la palidez de un rostro bajo una capucha de desesperanza.

Suena a sirena que desencadena la locura,
inquietante música de un piano lunático,
el cesar del palpitar del corazón conocido.

Imagen de verdugo castigador de los pecados,
la silla de ruedas que auxilia la discapacidad del caos,
muñeco de pana y pena con los ojos cosidos en dolor.

Se siente la aspereza de la capa de la parca
y la punzante aguja que atraviesa la cordura.

Javier Membrilla

sábado, 21 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS VIII



LA DISTANCIA

El dulzor del caramelo de tu sonrisa
se contrasta con la amargura
de no tenerte día a día.
El vacío que hay en el aire
que deja tu ausencia en mi piel,
el oscuro horizonte reflejado en el mar.
Esa carretera que parece inacabable,
ennegrecida por la neblina que la envuelve
día tras día, tiene ese sonido en el silencio
de una voz apagada chica y débil.
El soplido fuerte del viento
que esconde lamentos
cargados de buenos momentos .
Como el negro en los ojos en una persona
que no ve más allá del amor,
ese olor a añejo como el que desprende
un libro viejo lleno de buenos recuerdos.
Sentir a esa persona que está a lo lejos
susurrarte al oído:
“déjate llevar por el sueño
que una vez vivimos
y quédate aquí conmigo,
el frío que siente la piel
sin abrigo sin besos
sin ser.
Y oír al corazón decirme:
“dile que me fui de vacaciones
cuéntale las razones
pero dile que le quieres,
que la distancia te puede”.


Sonia del Pozo Santacruz 4ºB

viernes, 20 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS VII


MI VIDA

Que me quieres ya lo sé
Aunque todo el mundo lo niegue
En mi corazón llevaré
Un ardor que funde las nieves.
Las llamas de la ardiente hoguera
Se reflejaban en tus ojos
Y en ellos podía ver
Los destellos de un nuevo otoño.
Tumbado sobre la hierba
Un ángel me parecías
Encendidas tus mejillas
Rosadas por mis caricias.
Tus labios me seducían
Con el sabor de la miel
Y yo a esa hora sabía
Que siempre te sería fiel.
Mordí una fresa en mi boca
y con su dulce ambrosía
convirtió la tarde en mañana
y su vida en la mía.
Reíste y al reír sentía
El sonido de tus labios
Al decirme que me querías.
Me cogiste la mano tan suave
Que su tacto me traía
El recuerdo a tu colonia
Que de mi ropa no se iba.
Es la nuestra la estrella que más brilla
Que ya asomaba en el horizonte
Enmarcando tu pelo
Con reflejos de diamante.
Tu carita todo me lo decía
Aun cuando ni siquiera hablases
Tu boca me sonreía
Y se me llenaba la tarde.
Crujió la madera en la hoguera
Marcando el fin de una hora
Y escuché embelesada
Los te quieros de tu boca.
Pusiste tus brazos sobre mi cama
Y acaricié con dulzura
Tu oscuro tatuaje
Pensando en mi gran fortuna.
No sé el tiempo que pasó
Ni las horas transcurridas
Solo sé que él me besó
Y el mundo se apagó.
Cayó la noche por fin
Cubriéndonos por completo
Y de lo que allí pasó,
Sobre eso, guardo silencio
Dedicado a mi gordo..(L) te Quiero..(L)

María Pla Orozco 4ºD

jueves, 19 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS VI



EL BESO

¿Qué será, que lo es, que sabes lo qué es y cómo es?

Violeta y púrpura, como lilas intensas que sobresalen de un ramo de novia,
Sabroso, como la piruleta de un niño pequeño y tan dulce como silencioso y sincero.

El último símbolo de una despedida, aún más rojo que las fresas recién cogidas,
El causante de un llanto nebuloso por el miedo a nos ser acariciado especialmente por los mismos labios, y a pesar de causar un llanto, resulta ser tan delicioso como una tarta de cumpleaños.


¿Qué será, que lo es, que sabes lo qué es y cómo es?

Frágil, como las pequeñas piezas de un puzzle de hielo formado en un lago frío.
Y tan suave y delicado como una manta de terciopelo perfumada con colonia nenuco que envuelve la piel de un recién nacido.

El reflejo de tus labios en un espejo irreal.
Resultantes de un sonido tan alegre y atractivo como el hombre más bello y simpático de la ciudad, aunque tan alegre y melodioso ,como cuando deseamos oír una maravillosa respuesta a una pregunta formulada a la persona que más queremos.

¿Qué será, que lo es, que ya sabes lo qué es?

Aquellos labios rosados, tan rosados como flores de praderas extensas en primavera,
Que juntos, por un instante, reflejan en aquel espejo de ensueño ese B-E-S-O,
Como muestra de un cariño espontáneo.


Raquel Garrido Gómez.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS V



LA PRIMAVERA

La primavera, reinado de la espesura,
de los flamantes brotes;
Inundas con tu potente esencia,
el florido amanecer de la mañana.

¡Oh dulce primavera loca,
que a todos enloqueces
con tu arrojada pasión!

En los corazones palpitas,
como si en ellos entrase,
un mar de sentimientos y sueños.

En el día y en la noche,
en la sombra y la ternura,
con tu aroma fresco
envuelves con tu locura.

Adrián Blázquez

martes, 17 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS IV


DESAMOR

El desamor es el dolor
que causan las espinas de las rosas negras
que se esconden en el fondo de mi alma.
El desamor son las lágrimas
que originan las cenizas
del papel al quemarse.
El desamor es sentirme
en las espesas tinieblas
que empañan lo más hondo de mi ser.
El desamor son los gemidos
que se oyen a miles de kilómetros,
que quiebran la calma de mi corazón.
El desamor es el vacío al sentirte
y darme cuenta que estoy en una prisión
en soledad, sin pasión.

Paula Ordaz.

lunes, 16 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS III



Sin ti

Sin ti todo mi mundo se derrumba sin remedio,
lo único que veo es un color indescriptible que refleja mi amargura.
Sin ti…plena amargura.
Olor rancio, olor a flores marchitas que me recuerdan tu ausencia.
Sin ti…sin tu presencia.
A mi mente acude la imagen de tu cuerpo perfecto
tirado en la cama, pero no me calma.
Sin ti… estoy perdida.
No sirve de nada pero susurro tu nombre
aunque sé que no vendrás, nunca vendrás.
Sin ti…desesperación.
Sabor amargo de unos labios que no besaré jamás.
Sin ti… veo el final.
Pienso en el roce de tu piel que desgarra mi alma hasta sangrar.
Sin ti… espero a la muerte ya.
Por fin luz y bienestar, nunca más me podrás dañar.

Raquel Sancho García

domingo, 15 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS II


LA LLUVIA

Refresco de tierra fría,
sapo rugoso que sale de su guarida;
musgo verde enmohecido,
pluma de pájaro que busca su nido;
perfume de aire limpio,
orgullo de las nubes y truenos;
pradera de lágrimas inundada,
fresco aroma esparcido;
relinchar de vientos y ríos,
arco de colores que te deja enmudecido.

Pablo del Río Fernández.

sábado, 14 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS IX


Sueños

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante.

Al levantarse se miró en un espejo, pero había algo extraño en esa imagen... Gregorio se miró a sí mismo... era un insecto horrible. Inmediatamente le vinieron a la mente los recuerdos de la noche anterior, en los que se encontraba con su mejor amiga, Irina, y ésta le dio a probar su nueva bebida, "Extracto de mantis religiosa". Con ello te convertías en una mantis religiosa gigantesca. Claro que Gregorio Samsa no lo creyó, y tomó la bebida.

Salió a la calle en busca de su amiga, y al llegar a su casa, surgió un pequeño problema, no cabía por la puerta.

- Excelente -se dijo a sí mismo.

Su mente de insecto pensó por el... y voló.

-Bien, de algo debe servir ser esta horrible criatura.

Se coló por la ventana, y al entrar a la casa le gritó a su amiga todo lo que le había sucedido.

- ¿Y la pastilla, Greg? Os dije a todos los que bebisteis que después os la tomaseis, pero como todo te lo tomas en broma...

A los cinco minutos Gregorio tuvo la pastilla en su mano, se la tragó, y cayó en un profundo sueño...

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama siendo el mismo hombre de siempre.

Paula Ordaz Pérez

viernes, 13 de noviembre de 2009

POEMAS CONSENTIDOS I



LA TRISTEZA

La tristeza es un fuerte viento huracanado
que nos envuelve con sus graves acordes de violín.

La tristeza es el mar que nos susurra
dentro de una caracola
su bomba atómica de rayos y truenos.

La tristeza es una lija amarga
que nos deja la aspereza de una ortiga,
la rugosidad dolorosa de un cactus,
el llanto incontrolado de un náufrago
en un mar de tiburones.

La tristeza es ceniza,
es el estiércol abandonado en el césped,
es el negro oscuro de la enfermedad,
la lluvia ácida de las alcachofas.

La tristeza es el incendio incontrolado
de la putrefacción de nuestras almas.

jueves, 12 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS VIII


Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño
se encontró en la cama convertido en un insecto gigante. Es decir, la
advertencia de aquella muchacha era cierta. Todo comenzó cuando
Samsa después de una noche entera emborrachándose y cerrando bares
se encontró con una chica la cual no tardó en llevársela a casa pasando
toda la noche con ella sin ningún tipo de protección. Más tarde la chica le llamó
diciéndole que estaba embarazada, él se negó a asumir las consecuencias
y la chica le amenazó con practicarle brujería y así creyó que lo había hecho
hasta que se dio cuenta de que el dormir toda la noche no sirvió para quitarle
la borrachera y lo de verse como un insecto. La mujer y el embarazo eran fruto
de su imaginación o, mejor dicho, del alcohol.

Raúl Oviedo Silva

miércoles, 11 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS VII



Inimaginable

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante. Un insecto horroroso, se describía de la siguiente manera, dos patas, ocho ojos, seis dientes, su aspecto se parecía a una araña con forma de escarabajo de color azul.

Omar, hijo de Gregorio Samsa, dormía en la habitación de al lado, exactamente a veintisiete pasos y medio de distancia. Omar se despertó exaltado al oír un estrepitoso ruido en la habitación de su padre, a continuación fue rápido y asustado a la habitación de su padre y al abrir la puerta...

Se encontró frente a dicho insecto la araña-escarabajo , ansioso y nervioso buscaba a u padre y a la vez intentaba esquivar al horripilante insecto, que a su vez trataba de proteger algo... ¡ Era una cría! Esta se había reproducido al cortar una pata en la lucha contra su propio hijo. Menos mal que esto había sido una terrorífica pesadilla... ¿pero cuánto iba a durar?

Héctor Rodríguez

martes, 10 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS VI



EL HOMBRE AVISPA

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontraba en la cama convertido en un insecto gigante. Tenía un aspecto de avispa. Alas extremada-mente grandes, de unos tres metros, cefalotórax del grosor del tronco de un árbol y un aguijón bien puntiagudo. Se sorprendió al ver tal aspecto tan espeluznante. ¿Cómo iba a salir a la calle con ese aspecto? ¿Qué le diría la gente? Gregorio, mejor dicho, Grego, intentó levantarse lo mejor que pudo, pero todo el cuerpo le pesaba. Hasta las alas le pe-saban, así que decidió salir de su habitación arrastrándose hasta el salón para vestirse, pese a que la ropa no le cabía, así que decidió irse a trabajar directamente. Después de bajar las escaleras que, por cierto, bastante trabajo le costó, logró llegar hasta el portal y, cuando se dispuso a poner rumbo a su lugar de trabajo, olvidó una cosa: podía volar. Intentó alzarse al vuelo pero, al ver que le pesaba todo el cuerpo, no fue tan fácil como creyó. Le costó un poco estar en el aire pero lo consiguió. Lo que más le sorprendió a Grego era la forma de batir las alas: como sus alas se batían vertiginosamente y era bastante grandes, echaba unos vientos como si diez ventiladores estuviesen en funciona-miento. Finalmente llegó por fin al trabajo pero, pasaba algo raro, muy raro. Fue hacia la sala de reuniones y la gente ni se percataba de que había una avispa gigante delante de sus narices. Ellos creían que Grego no había venido. Pasó el día entero inadvertido, la gente no sabía que él estaba allí. Lo sorprendente es que, cuando se fue a dormir, sentía como si estuviera sufriendo una metamorfosis: le salían brazos, piernas… Y de pronto abrió los ojos. Se quedó quieto en la cama. Se miró por todo el cuerpo y, rápidamente, se dio cuenta de algo: era todo un sueño.

Alberto Sam Yeck

lunes, 9 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS V



UNA PESADILLA HECHA REALIDAD

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante. Se horrorizó al ver que sus brazos no eran brazos, sino unas gigantescas patas peludas al igual que sus piernas. Se levantó rápidamente a mirarse al espejo, y ahora sí que se le vino el mundo encima. Se había convertido en lo que más odiaba, una gigantesca y asquerosa araña. ¿Qué iba a hacer? Si salía a la calle a buscar ayuda la gente lo repudiaría, o peor, correría el riesgo de comerse a alguien, pues desde que se había levantado tenía unas ansiosas ganas de comer carne humana. Intentó buscar el por qué había sufrido esa trasformación. La noche anterior había estado experimentando en su laboratorio para crear un antídoto contra un veneno mortal. Tenía que ser eso. Llamó a su hermana, que era científica al igual que él, para que le ayudara. Quedaron en encontrarse en la sala de experimentos donde su hermana trabajaba. Tomaron la precaución de enjaularle y encerrarle de tal forma que no pudiera escapar, pues Gregorio no quería que su hermana sufriera ningún daño. Llevó un rato conseguir la fórmula exacta, la cura perfecta para Gregorio, pero finalmente dieron con ella. Gregorio durmió encerrado con su forma de araña gigantesca, y al salir el sol su cuerpo comenzó a sufrir una trasformación. Al despertarse se descubrió en su forma humana y se alegró al saber que todo había vuelto a la normalidad. Pero no, no para desgracia de los demás. Pues se dice que ahora nadie duerme tranquilo en la ciudad; y es que resulta que cada día amanece en la Plaza del pueblo el cuerpo inerte de un inocente ciudadano envuelto en una blanca y enorme tela de araña.
Eva Hernández

domingo, 8 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS IV



Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante, el entonces pensó porque sentía aquellas, alas en su cuerpo, porque las patas le sobresalían de su cama, Gregorio entonces, se preguntó quién le ayudaría a volver a su estado normal, nadie en el pueblo le quería ayudar, su familia estaba lejos y el leñador del pueblo, intimo amigo suyo tampoco le quería ayudar, ya que era un ser extraño y tenía miedo a él.

Gregorio pasa días y horas encerrado en casa, encerrado en su propia soledad, hasta que un día cuando llega la noche asustado, escondiéndose entre las esquinas del pueblo, consiguió llegar a las afueras del pueblo, donde encontró a un viejo mendigo que le quiso ayudar y le envió al río a buscar a una mujer llamada Sofía, que vivía cerca de allí ya que ella le podía ayudar.

Cuando Gregorio llego allí, resultó ser que dio con la mujer equivocada, dio con la mujer más malvada con la que podía haberse encontrado, una mujer que había sufrido mucho y estaba dispuesta a pagarle al mundo o al menos a toda la gente que pudiera con la misma moneda.

Esta mujer, llamada Marina, lo hizo sentir mal y lo hirió profundamente, entonces, Gregorio desconsolado subió al puente del rio y se dejó caer, cayó al agua y se ahogó.

A la mañana siguiente, su amigo el leñador, encontró el cuerpo sin vida, pero esta vez; ya no era un insecto, si no la persona que él siempre había sido y que para volver a serlo tuvo que caer muerto.

Raquel Garrido Gómez.

sábado, 7 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS III



PREMONICIONES

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante.

Desde la cama miró el reloj digital de la mesilla de noche. Las siete y media. Se levantó y fue hacia el baño para tomar una ducha pero no pudo atravesar la puerta: las jambas limitaban un espacio estrecho en comparación con el ancho cuerpo de Gregorio que, extrañado, lo dejó por imposible y cambió de objetivo. Se dirigió al armario de dos cuerpos que había en la pared situada a escasos metros de la cama. Abrió los cajones y buscó la camisa del uniforme del instituto. Después, abrió las puertas, echó un vistazo al interior del armario y palideció. La imagen que le devolvía el espejo interior del armario distaba de la que estaba acostumbrado a ver. Completamente horrorizado, no tuvo más reacción que un repentino desmayo.

Cuando despertó no recordaba nada. Se frotó los ojos y dio un par de vueltas por el apartamento de plástico traslúcido de colores y se limpió los bigotes. Salió por una de las puertas circulares de su pequeña casa, que estaba conectada a un tubo del mismo material y color que el resto del habitáculo. Se deslizó ágilmente por las resbaladizas paredes hasta que dio con las patas en la rejilla cubierta de periódicos que cumplía la función de suelo. Corrió directo al contenedor repleto de frutos secos que su dueña se había encargado de rellenar con anterioridad y se llenó la boca de cacahuetes. Sin siquiera masticarlos, trepó por las paredes de su jaula hasta llegar a la cesta que colgaba del techo, en la que solía dormirse a menudo. Masticó los cacahuetes, tragó, se acurrucó haciéndose un hobillo y se durmió de nuevo.

No muy lejos, cerca de la cama que había unos pasos más allá, sonó el despertador. Las siete y media. Comenzaba un nuevo día y Su, su dueña, se acababa de levantar, pero no como todos los días. Se encaminó al baño, pero al llegar a la puerta de dio cuenta de que era demasiado estrecha para su enorme cuerpo. Extrañada, fue al armario y buscó su uniforme del instituto pero, al abrir las puertas, palideció y cayó al suelo completamente inconsciente.

Desde la jaula, Gregorio, el hurón, se estremeció y miró el cuerpo de su dueña, desparramado en el suelo. Sus ojos la observaban con un brillo extraño y desconcertante. Había vuelto a hacerlo, se había vuelto a adelantar, de nuevo soñó lo que habría de pasarle a Su.

Gala Jociles Menchero

viernes, 6 de noviembre de 2009

KAFKAMONÍAS II




EL PODER DE LA MENTE

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante. Intentó recordar lo que le había pasado aquella noche pero le fue imposible. Estaba asustado, no sabía qué hacer y pensó que la única solución era salir a buscar ayuda. No conseguía acostumbrarse a su nuevo cuerpo, le dolía la cabeza y le costaba mantener el equilibrio. Salió a la calle temblando, tenía miedo de la reacción que tendría la gente al verle. Él pensaba que todo el mundo empezaría a gritar y a correr huyendo de esa especie de insecto gigante, pero no sucedió nada. Nadie se fijaba en él, era como si no existiese. Decidió pedir ayuda a un grupo de personas que había en el parque pero al escuchar su historia se empezaron a reír y se marcharon. Gregorio no conseguía entender nada de lo que le estaba sucediendo y decidió pasear por la ciudad buscando alguna solución. Llegó el mediodía y buscó un restaurante para comer. Pidió una ensalada y un filete y mientras esperaba a que se lo preparasen, le comentó al camarero lo que le había ocurrido y este comenzó a reírse y se marchó a por la ensalada a la cocina. Cuando Gregorio vio el plato delante, comenzó a gritar porque le habían puesto un sapo. El camarero después de haber escuchado su historia y ver como confundía una ensalada con un sapo, tomó a Gregorio por loco y llamó a la policía y a una ambulancia. Le pusieron un calmante y le trasladaron al hospital. Cuando despertó, un médico que había a su lado le tranquilizó y le puso un espejo delante. Gregorio Samsa se alegró mucho al ver que ya no era un insecto y le preguntó al médico que le había sucedido. El médico le explicó que todo lo ocurrido habían sido delirios de unas fiebres altísimas que le habían dado aquella noche.

Marta Huertas Bautista

KAFKAMONÍAS I



Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama convertido en un insecto gigante. No fue algo que le preocupara demasiado. Gregorio no había hecho nada de provecho en su vida y tal vez le fuese mejor en el cuerpo de un monstruo. El nuevo insecto gigante se lo tomó como una segunda oportunidad que le brindaba el destino.
Le entró hambre y se dirigió a su pequeña cocina para buscar alimento, pero no se le hizo apetecible ningún comestible de la nevera. En cambio, comió de su cubo de basura hasta vaciarlo. Esto le dio una idea: podría tratar de abrir un negocio de eliminación de residuos. Si el plan funcionaba, seguro que se haría millonario.
Pero no funcionó. Al salir a la calle, todo el mundo se asustó de su aspecto y no consiguió hablar con nadie para poner en marcha su proyecto. El insecto se acostó, triste por seguir siendo igual de inútil.
Cuando el insecto gigante, antes conocido como Gregorio Samsa, se levantó a la mañana siguiente, se encontró en la cama convertido en un superhéroe deforme. Ahora poseía la habilidad de la fuerza sobrehumana y unos brazos tan grandes que parecía que bajo su piel se encontraban dos bolas de bolos, por lo que decidió llamarse Hombre-Bola-De-Bolos. Aunque el aspecto, y el nombre, eran ridículos, seguro que ahora podría serle útil a alguien con sus poderes.
Hombre-Bola-De-Bolos se encaminó a la calle, en busca de problemas que resolver. Observó cómo un hombre forcejeaba con una señora mayor para robarle el bolso, por lo corrió a socorrerla. Sin embargo, los músculos de su cara estaban tan hinchados que le tapaban un poco los ojos y no apuntó bien. Ésta fue la razón de que golpease brutalmente por error a la anciana, que fue puesta en órbita alrededor del planeta. Después, el ladrón escapó con su botín. Hombre-Bola-De-Bolos volvió a acostarse más triste que nunca.
Cuando Hombre-Bola-De-Bolos, antes un insecto gigante que había sido conocido como Gregorio Samsa, se despertó a la mañana siguiente, se encontró en la cama convertido en un chico normal. Era como si hubiese vuelto a la adolescencia, lo que no le inspiró mucha confianza, pero tal vez la tercera transformación fuese la buena.
Decidió llamarse, a partir de aquel día, Javier Amós.

Javier Amós Membrilla