viernes, 28 de septiembre de 2012

SOBRE GUSTOS ESTÁ TODO ESCRITO XLII



Lo que hacemos es destruir palabras, centenares de palabras cada día. Estamos podando el idioma hasta dejarlo en los huesos (…). La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que uno puede prescindir. No se trata de los sinónimos. También los antónimos. En realidad ¿qué justificación tiene el empleo de una palabra solo porque sea lo contrario de otra? Toda palabra contiene en sí misma su contraria. Por ejemplo tenemos “bueno”. ¿Si tienes una palabra como bueno qué necesidad hay de la contraria, “malo”? Nobueno sirve exactamente igual (…) ¿qué sentido tienen esas confusas e inútiles palabras “excelente, espléndido” y otras por el estilo? Plusbueno basta para decir lo que es mejor que lo simplemente bueno y dobleplusbueno sirve perfectamente para acentuar el grado de bondad. (…)
¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto ¿cómo puede haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos los significados secundarios eliminados y olvidados para siempre?

LiteRosa.

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