LAS COSAS CAMBIAN.
Ya eran demasiados enfados seguidos, no aguantaba más. Cada día llegaba a mi casa llorando, triste y sin ganas de nada.
Esto tenía que acabar ya, así no podía seguir. Mi único medio de desahogo era tumbarme en mi cama, ponerme los cascos y comenzar a escuchar algo de rock. Es un tipo de música tan agresivo, que solo al escucharla me transmitía tranquilidad.
Por las tardes iba a mi clase de atletismo, allí los problemas cada vez eran más y más grandes. Ya no podía más, a partir de ahora las cosas iban a cambiar, yo iba a cambiar. Ya no iba a ser esa chica amable, buena y mágica, ahora iba a ser borde con quien lo merecía, mis sonrisas iban a ser regaladas a aquellas personas que eran imprescindibles para mi felicidad, lo que se podría decir; exactamente mis amigos.
Ya no quiero ser esa persona que se preocupa por cada amigo, que en realidad no se puede llamar así, amigo es una persona que está en las buenas y malas decisiones y estaba claro que tú no lo eras.
¿Dónde se quedaron esas risas, esos abrazos y esos consejos que nos dábamos?
Esas sonrisas con sabor a felicidad, nos transmitíamos todo con una mirada, me demostraste todo con simples palabras.
Todo acabó cuando usabas tus instrumentos, tus ayudas para solo molestarme más. Cuando dijiste que no, que no te hablará más, conseguiste hundirme y hacer de mi una persona más fuerte.
Y descubrí que otro de mis medios de desahogo era el poder escribir.
PD; gracias por hacer de mí, una persona más fuerte.
Andrea Domingo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario