viernes, 4 de octubre de 2013

POEMAS DES(H)ECHOS II



Si mi voz muriera en tierra,
alguien retiraría flores muertas.

No es que muera de amor, muero de ti,
carne sin dueño del viento,
tan leve, tan voluble, tan ligera,
tan preciosa, tan llena de miedo,
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

Donde habita el ovido
y donde crees que el mar es el cielo,
nos morimos, amor, muero en tu vientre
y me duermo seguro de una cosa:
los que vienen de fuera siguen viendo
el desamor de los árboles sin savia.

LiteRosa. Tercero B.

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