domingo, 23 de marzo de 2014

LITERALIZAMOS I




Cada mañana igual. Me levantaba y ellos no estaban, ya estaban danzando por ahí alegres y sonrientes, como cada día. Lo que más les divertía era saltar y saltar. En el momento que yo les llamaba venían a mí siempre, sin rechistar. Se colocaban en sus camas correspondientes y me ayudaban a caminar por los lugares y a ver las cosas. Cuando algo yo no veía bien y estaba lejos, ellos saltaban de sus camas y se acercaban lentamente y yo y lo visualizaba a la perfección.

                    Cada noche saltaban de sus camas y se perdían en un mundo diferente, ilógico, irreal, pero a la vez era un mundo perfecto en el cual me encantaría estar de verdad, y no solo en sueños. Ellos estaban ahí presentes como si yo estuviera ahí….pero cuando llegaba el amaneces volvían a unirse con mi cuerpo y a dejar el lugar fantástico. Y así empezaba un nuevo día… y ellos seguían saltones y juguetones, lo cual se podría decir que tengo los ojos saltones.


ANA SANZ 3º B

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