martes, 11 de marzo de 2014

PÍCAROS DE HOY IV

Nunca olvidare el día en el que terminé de perder lo poco que quedaba de mi honestidad, cuando aprovechando el gentío que se formaba en torno a la calle Leganes el día de la cabalgata de Reyes robé todo lo que pude de los bolsos de ancianas y madres para obtener  mi dosis de coca.
Recuerdo las risas en las calles, la música sonando, las carrozas desfilando, los niños saltando de alegría y a las mujeres prestando tanta atención a sus hijos, que olvidaban que había gente como yo. Lo recuerdo tan bien, como lo poco que me importó todo eso, como lo poco que me importó arruinarles la fiesta a esas familias.
Todo iba bien, mi negocio estaba dando sus frutos, pero en el cuarto robo un hombre me vio, y antes de que se me echara encima, pude salir corriendo y perderme entre la gente. Cuando estuve lo suficientemente lejos y a solas, empecé a hurgar en los bolsillos para ver cual había sido mi recaudación. Sonreí satisfecho mientras marcaba el número de mi camello. Tenía lo suficiente.
 
MARINA GONZÁLEZ BEAS, 3ºD.

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