martes, 1 de diciembre de 2009

LITERAL V


En mi pequeño barrio de Madrid.

En mi pequeño barrio de Madrid, eramos tan pocos que nos conociamos tanto que podría decir la vida de cada uno en menos de diez segundos,quizás era por ser tan maruja. En mi pequeño barrio de Madrid, había cuatro tiendas:una de golosinas,enla que cada mañana me compraba mis 100 gramos de pipas saladas; otra de ropa interior,donde Doña Picardías iba cada mañana a ver si había subido de talla de sujetador;otra era un estanco,cuyo poropietario era Don Malbo Ropuro,mi vecino de abajo y la última era Limpiezas López,propiedad de la familia López,cuyo macho de la familia era Don Limpio López, el más odiado de mi pequeño barrio de Madrid.
Así pues,todas las mañanas en mi pequeñio barrio de Madrid,me asomo por la ventana,antes de ir a por mis 100 gramos de pipas saladas. Doña Picardías me saluda toda emperifollá, que seguro que va a ver al vecino del 5ºB del nº 3 de mi pequeño barrio de Madrid,veo a Don Malbo Ropuro que fumando me hace un gesto provocador con el puro, y Don Limpio López,tan agrio como siempre abre la tienda y no dice nada a nadie. ¡Qué antipático es!,era la frase favorita de la gente de mi pequeño barrio de Madrid. Bajé a por mis 100 gramos de pipas saladas, y ví algo raro en Don Malbo Ropuro ,pero no me importaba. Ya a las 20:00 pm en mi pequeño barrio de Madrid no hay nadie por la calle, y baje un rato hablar con mi vecina del bajo,persona que suele contar todo, se llamaba Rujama. Hasta que a las 23:00 pm, decidí subirme a mi casa,cuando ví algo raro en Limpiezas López. Ví una luz dentro,supuse que era la calva de Don Limpio,pero cuando ví que eran dos luces,supe que no era él, ya que la familia López ra muy peluda menos Don Limpio. Toda decidida,observé por el escaparate y ví a dos hombres. Con el miedo en el pecho me escondí detrás el coche de mi vecino del 5ºC del nº1 de mi pequeño barrio de Madrid. Cuando ambos hombres salieron,ví a ¡Don Malbo Ropuro!. Subí a mi casa como si nada,esperando al día siguiente en mi pequeño barrio de Madrid.
A la mañana siguiente me asomé por mi ventana y ví todo cambiado,Doña Picardías sin emperifollarse y sin subir a ninguna casa, a Don Malbo Ropuro dentro de su estanco y a la policía en Limpiezas López. Bajé sin comprar mis 100 gramos de pipas saladas, y me entere que a Don Limpio le habían robado:cuatro escobas,tres trapos atrapapolvos,dos plumeros,ocho escobillas y cinco pastillas de jabón. Don Malbo Ropuro,cuando decidió salir del estanco,salía con una sonrisa de oreja a oreja y mirando hacia todas partes,se le veía el plumero a kilometros en el estante de ducados, y la gente sin verlo. ¡Dios!, como a cambiado mi pequeño barrio de Madrid desde la crisis.
ANDREA LOARTE

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