sábado, 28 de noviembre de 2009

LITERAL II


Tenía una corazonada, y cuando vi el resultado en televisión, sabía que lo había conseguido. Estaba radiante de alegría, y me dirigí a cobrar el boleto. En cuanto que llegué a mi casa, fui derecho al cuarto de mi hija pequeña y abrí la ventana de par en par. Cogí la casita de juguete con muñecas que tenía y, sin pensármelo dos veces, la lancé por la ventana. Me invadió una gran sensación de poder y pensé que tenía el mundo entero en mis manos. Cogí otra casita de muñecas y la arrojé a la calle, con la suerte de que golpeé a un coche en el parabrisas y me parece que produje un accidente..... ja ja, ¡cómo molaba!
De pronto, me dio un arrebato de locura máxima, y entonces empecé a tirar todo por la ventana, desde lámparas, mesas, sillas, tres televisiones, etc; hasta un par de sofas y el frigorífico.

La gente que pasaba por la calle se quedaba alucinando con la montonera de cosas que había en el suelo, y los trozos de muebles y otros objetos que había desperdigados por el asfalto: que si la pata de una silla por aquí, que si un montón de películas y dvds tirados, que si por allí había un colchón de una cama con las almohadas y los cojines esparcidos por la carretera.... Unos niños jugaban con las sábanas de mi cama, mientras que un matrimonio joven se llevaba una de mis estanterías que no había quedado en muy mal estado al caer. Se formó un gran atasco en la calle por el montón de cosas que había en el suelo. Un hombre, que en ese momento pasaba por allí, decidió prenderle fuego a todo y entonces hubo una gran explosión. El caos era tremendo. Al poco tiempo vinieron los bomberos, la Guardia Civil y la policía. También vino una ambulancia porque me parece que cuando tiré al gato le di a una vieja, pero a mí me daba igual. ¡¡ Qué divertido era esto de tirar la casa por la ventana !!

JESÚS SÁNCHEZ PAULETE

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