jueves, 4 de febrero de 2010

BREVENTOS VIII



LA PESADILLA DE UN PADRE

Pepe era un hombre normal, tenía familia, su mujer, 2 hijas y un hijo. Primero tuvo una hija, Leonor, después al varón, José, y por último, ya tarde, a la más pequeña y consentida, María. Esta última, al ser la más pequeña de la casa era los ojos de sus padres. María cumplió 16 años, y al poco tiempo se enamoró de un muchacho de su pueblo algo mayor que ella. María empezó a hablar con él, se iban juntos, se hicieron muy amigos. Pepe sabía que su hija se iba con aquel muchacho, pero ni se imaginaba que su hija le quería, porque Pepe la seguía viendo como una niña pequeña y no como una chica que empezaba a tener sentimientos. Pepe dejaba que María se fuera con el muchacho a pasear, algunas veces le dejaba que se fuera a su casa a comer con él… prácticamente pasaban el fin de semana juntos. María y aquel muchacho se dieron cuenta de que se querían mucho, así que, empezaron a salir. Pepe se dio cuenta, le molestaba mucho que su niña se hiciera grande, que empezara a amar, no lo soportaba. Le dijo a María que era muy pequeña para salir con chicos, que tenía que centrarse en sus estudios y olvidarse de novios. Ellos se oponían pero, al final, Pepe los separó a la fuerza. María no lo soportó, se volvió loca, la tuvieron que ingresar en un psiquiátrico. El muchacho se fue lejos de su pueblo, de su familia, de María, porque no soportaba verla así y Pepe también se volvió loco, pero no por amor como María, loco porque su hija crecía y se hacía mayor.
María del Romero Redondo Cachinero

1 comentario:

  1. Que triste y desalentadora es la vida muchas veces. Como podemos encerrarnos y no ver las posibilidades y las maravillas que nos ofrece.
    Que impresionables somos a cierta edad y que mala suerte topar con gente que se aprovecha de ello. Cuando una persona en plena evolución de la niñez a la adolescencia se encuentra con errores de los que la aman, es duro y si a esto se suma un tercero, oportunista, despiadado y enfermo...

    A los que te quieren solo les queda pedir perdón, por no haberlo hecho mejor, por equivocarse, por ser confiados...
    Las personas que te han dado la vida y las que la darían por ti, nunca querrán hacerte mal alguno.
    Espero que algún día comprendas y sepas quienes son esas personas y si se equivocan, las sepas perdonar.

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