La
tristeza en el corazón le consume las entrañas hasta llegar al alma.
Los
golpes en las patas no le dejan caminar.
Las
lágrimas en los ojos le impiden ver más allá de su soledad.
El
viento en la noche le dificulta su búsqueda de cobijo aún más.
Cómo
imaginar que las caricias se convertirían en patadas.
Cómo
creer que algún día su dueño le abandonaría en esta enorme ciudad.
Cómo
pensar que realmente esto le iba a pasar.
Ahora
duerme en una habitación sin techo y sin paredes.
Ahora
habita en una calle con ruido y con gente.
Ahora
vive en un sueño con un lamento roto y con la ilusión de tener un nuevo
corazón.
Silvia Bonilla
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