De repente noté un fuerte ardor por todo el cuerpo, aunque la
principal era mi mano. Recordé cómo había llegado hasta esa situación. Unos
meses antes había conocido a Lucía, de la que me había enamorado por completo.
Lucía se había mudado a mi ciudad, Barcelona , por motivos familiares. Su padre
había fallecido hace poco y su madre quería empezar una nueva vida, en un lugar
donde poder olvidar y desconectar.
Lucía era una chica especial, no solo físicamente (aunque era obvio
que sí) sino por sus pensamientos internos, debido a su reciente situación.
Pensaba que la vida no consistía en todo lo que tenía o lo que valía
económicamente todo eso, sino en el valor personal que tú querías darle. La
admiraba de veras. Aunque ella no solía darle valor a nada, ni económico ni
personal. Bueno sí, había una cosa a la que si que le daba valor: lo único que
le había dejado en herencia su padre, un colgante con forma de corazón , con
unas letras grabadas: ''Pase lo que pase''. No debía de valer demasiado
económicamente, pero siempre lo llevaba, era lo único que le quedaba de él.
La noche de San Juan, estábamos en la playa en una fiesta de la
universidad. Lucía siempre llevaba el colgante puesto y Almudena le preguntó
por él. Lucía se lo quitó para enseñarle lo que llevaba grabado. Cuando de
repente llegó Cristian y con su típica borrachera lo tiró al fuego. Todos nos
quedamos petrificados. Pero reaccioné a tiempo. Corrí a buscarlo. Mi mano en el
fuego. Por Lucía. Por su padre. Y por el imbécil de Cristian, siempre metiendo
la pata... El resto os lo podéis imaginar, quemaduras de tercer grado y una mano
izquierda un poco debilitada... Pero conseguí su colgante.
NOELIA FERNÁNDEZ
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