CRÍA CUERVOS Y TE SACARÁN LOS OJOS
Ahí iba yo a comprar media docena de cuervos para criar en mis
tierras.
Para espantar aquellos males
que quisieran adueñarse de mi ser.
Ellos los espantarían y nunca
volverían cerca de mi morada.
Me advirtieron de su peligro,
pero también de su eficacia.
Debía alimentarlos cada ocho
horas con sumo cuidado en su jaula.
Uno de ellos me llamó especialmente la atención, su mirada quería
decirme algo, no sabía qué.
Entonces fue cuando decidí adentrarme en su jaula para ver si me
transimitía algo,
cuando de repente todos ellos empezaron a atacarme . No veía nada.
No encontraba la puerta.
Sentía picotazos por todo mi cuerpo. Conseguí salir a tientas de ese
infierno, lo que no me esperaba es encontrarme con otro.
Sentí un gran dolor en mis ojos. No veía nada. No podía creerme que
me los hubieran sacado a picotazos.
Era imposible, pero sudeció.
Ahora estoy aquí sentada en mi sillón de suave terciopelo, con olor
a café recién hecho, contando mi historia a un par de desconocidos.
Sara Gómez
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