lunes, 26 de marzo de 2012

LITERALMENTE XXVI


Tener malos humos
Mi nombre es Pepe, pero no creo que mi nombre sea algo relevante en
esta historia. Yo soy un chico normal, que tiene una vida normal y que día a
día se levanta de la cama, desayuna, estudia, come, estudia, juega al fútbol,
estudia y cena, y así cada día, como una marmota. Pero hace 3 años yo no era
una persona normal. Un día mi padre decidió echar un boleto de quiniela. Yo no confiaba en el entendimiento
de mi padre sobre temas futbolísticos pero sin saber cómo acertó quince. Quince
aciertos en la quiniela más difícil de la historia. Tres millones de euros, una
fortuna…
Mi padre decidió invertirlo, en una casa en una zona a las afueras
de la ciudad en la cual vivíamos. No era una casa normal, sino una gran casa,
increíble. Con su piscina, sus tres plantas, su chimenea…Y en que hora tendría
chimenea.
Un día normal de invierno, mi padre decidió encender la chimenea. Yo
cogí unas cartas de un ex amor mío, en las cuales se acordaba de toda mi
familia y las arrojé al fuego. Esa chimenea no tenía buena pinta…
De repente comenzó a salir humo por todas partes, malos humos se
apoderaron de la casa. Nosotros conseguimos salir entre toses, la casa no
consiguió salvarse del todo.
Está claro que unos malos humos nos habían devuelto a nuestra
anterior vida. Y, lamentablemente, no guardaré buen recuerdo de aquel amor de
verano.

Daniel Huertas López-Rey

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