RECORDAR, EN OCASIONES, NO ES BUENO
Nunca. Nunca pensé que eso fuera posible. Un día soleado en una
feria cualquiera. Atracciones de todo tipo. Una, especial. Recuerdo de mi
primer beso, con él, en aquella montaña rusa.
Me acerqué para recordar aquellos tiempos en los que no había
preocupaciones pero algo me distrajo. Veía a la gente salir de allí con una
cara extraña. Pálidos. Con las manos en la boca y corriendo de un lado a otro.
¿Qué pasaba?
Me quedé observando pero no conseguí saber qué ocurría. Como yo
había ido allí para recordar buenos momentos, decidí montarme, esta vez sola.
Cuando empezó a caminar aquél vagón se me escaparon unas lágrimas, fue todo tan
bonito. Al tiempo me di cuenta que no estaba llorando de tristeza, ese cacharro
iba demasiado rápido y me lloraban los ojos. No me encontraba bien, había
demasiadas curvas. Para arriba, para abajo.¿Eso no iba a parar nunca?
Por fin la atracción se acabó. Bajé en menos de un segundo, más
blanca que la nieve. Corriendo me fui detrás de un coche. Nunca pensé que
alguien pudiera echar las tripas por la boca.
Estefanía Ferrera
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