lunes, 26 de marzo de 2012

LITERALMENTE XXVII


Allí
estaba yo, terminando aquella maqueta de mi casa de ensueño, la cual en algún momento de mi vida desearía
tener como verdadera, en la cual pudiera vivir. Fue algo mágico, al día siguiente
de terminarla las cosas me empezaron a ir a mejor, encontré un trabajo decente,
fijo y bien pagado no como en los últimos que tuve, que no tenía ni contrato, por primera vez vi que
mi vida avanzaba en vez de estar estancada en un mismo punto, en aquella
pequeña habitación de la casa de mis padres, soñando en cómo salir de allí a
mis 27 años. Mi trabajo en la empresa fue prosperando y todavía seguía viendo
aquella preciosa maqueta encima de mi mesa de trabajo, esperando la oportunidad
de poder tener una igual. Un día sin previo aviso se presentó mi hermano con su
hijo, el cual desde que vio mi maqueta deseaba jugar con ella. Aquel día llegué
tarde y vi a mi sobrino con mi amada maqueta en las manos, al intentar
quitársela se enfadó y por impulso la
lanzó por la ventana. Vi salir mis sueños y la casa de ellos por la ventana. A
partir de aquel día todo me fue a peor, al día siguiente perdí mi empleo y toda
esperanza de independencia. Es como si al tirar aquella casa por la ventana me
halla traído la desgracia, al igual que al crearla me trajo la felicidad. Desde
aquel momento construyo otra, pero esta vez será de verdad no será de ensueño,
algo más modesta, al alcance mis posibilidades, pero la consideraré mi hogar.

Luis Pantaleón

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