“Pepitas
de calabaza”
En
las fiestas de un pueblo de los montes de Andalucía, estaba la plaza mayor del
pueblo siempre llena con miles de puestecitos con baratijas y más, pero sobre
todo, la gente iba siempre a ver el tablón donde se ponía el programa de las
fiestas, todos esperaban con ansiedad el sábado por la tarde, donde se
realizaba un torneo de lanzamiento de calabazas (algo extraña, lo sé), el caso
es que el ayuntamiento nunca daba las calabazas, sino que cada uno se las
apañaba como podía para conseguirlas, y así, participar. Siempre, al
recogerlas, hay broncas entre ciudadanos a la hora de coger calabazas, pero
bueno. Por fin, el sábado tarda, todo el pueblo esperaba ansioso el torneo.
Casi todos no llegaban a los cuarenta metros, con lo que la gente decidió
agolparse en la línea de los sesenta metros. Un vecino nuevo francés, consiguió
lanzar su calabaza a sesenta y cinco metros, no solo llegó a gran velocidad,
sino que de tal velocidad se estaba desintegrando por el camino, y en línea
recta, dio calabazas a todo el que pasara por su trayectoria, hasta que no
quedaba más que las pepitas proyectiles y dieron a parar a un concejal de
deportes. Finalmente, el premio se lo llevó un antiguo vecino y no el francés
por posible dopaje.
Mario Solís
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