lunes, 7 de mayo de 2012

LITERALMENTE XXXII



"Cada vez que pienso en ese día, me recorre por el cuerpo un
escalofrío que me deja paralizado.

Era julio
del año pasado
y me fui al Sáhara con mi amigo El-Hamat.
El-Hamat era un marroquí que fue expulsado de España por robar migas de pan a las
palomas.

El caso es que nos perdimos,
hacia 40 grados y vimos una cueva y nos
metimos para protegernos del calor. ¿Y que había dentro? Oro, precioso oro.
El-Hamat empezó a llenarse los bolsillos con el oro pero de repente apareció
una figura a nuestras espaldas. Era una profe de lengua que exigía saber qué
hacíamos ahí, dijo que si no me leía el Quijote no saldríamos de la cueva.

"El Quijote,
amos no me jodas, vaya un ladrillazo"
pensé.

Y me quedé dudando
y le dije que si no había otra manera de salir
(todo esto mientras El-Hamat saguía cargando oro, ajeno al problema)

Me dí cuenta de que esta profesora
no se fijó en el oro,
y le
dije:
"déjeme salir y todo lo que hay en esta cueva será tuyo"

Entonces
vio el oro y aceptó.

Y cuando salí, me di cuenta de que El-Hamat
no estaba. A qué precio obtuve mi libertad... Esta claro que no me dí cuenta,
pero prometí el oro y el moro..."
JAVIER PRIETO

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