jueves, 3 de mayo de 2012

MORIR DE LIBROS, IV



“El peor enemigo de un prisionero son sus propios
pensamientos. Como me advirtió Ben, allí había espacio para pensar. Tras varios
días de espera esta verdad se me desveló amargamente. Vivíamos rodeados por una
noche impenetrable, arrinconados en una celda de reducidas dimensiones. Por el
contrario, esa carencia de libertad física le brindaba a nuestras mentes un
campo ilimitado para trabajar. Recuerdos, imágenes y sentimientos se
amontonaban, amenazando con romper los hilos de la cordura. No había nada que
distrajera la atención, nada que nos apartase de la incertidumbre. Solo
silencio y oscuridad.
El tiempo también se concebía de una forma distinta. Un
minuto podía durar horas y una hora, minutos. No había relojes ni luz del día,
así que todos computaban el paso del tiempo con las comidas”

Capítulo: EL ATOMIZADOR DE SERES IMPOSIBLES.

-O-O-O-


“- De momento no hemos dado con ello. Y creo que nunca
lograremos evitar el contagio. Es el precio que hay que pagar por vivir más que
el resto. Ellos tan solo disponen de una oportunidad para aprender. Nosotros,
los lectores, podemos llegar a experimentar sensaciones que nunca hemos vivido,
recordar aventuras que jamás nos sucedieron, madurar con el dolor de los
personajes de los libros que leemos. Y esto, como es natural, nos transforma”.

Capítulo: LA BIBLIOTECA.

selección de SILVIA BONILLA

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