jueves, 3 de mayo de 2012

QUIJOTIZANDO EL SIGLO, XIV



En un
lugar de Madrid, vivía un joven de 18 años, adicto a los juegos de rol y a las
artes marciales, el chico de nombre Rafa, se tiraba las tardes encerrado en su
habitación, jugando al juego de rol final fantasy, un juego lleno de monstruos,
distintos lugares, magia, violencia, luchas contra los gobiernos autoritarios.

Tal
era su obsesión que para reyes pidió una katana, la cual recibió y muy parecida
la del protagonista del juego, pero no solo llego hay su obsesión , sino que,
empezó a vestir como su héroe del juego, se corto el pelo como su héroe, se
comportaba como su héroe: solitario, serio y duro.

En el
instituto todo el mundo le miraba y se reían de el y le llamaban friki, pero el
caminaba por los pasillos ignorando todo comentario.

Por
las tardes tenia clases de artes marciales, su deporte favorito, igual que el
de su héroe.

Rafa
pensó que el debería tener un nombre de fantasía igualque el de su héroe el
cual era Snow, por lo tanto Rafa decidió cambiarse el nombre a Zell. Su
obsesión crecía por días.

Rafa
llegaba de las clases y metía en su habitación a jugara este juego y se tiraba
horas jugando, pero no contento con parecerse a su héroe, decidió hacer los
actos de su héroe, luchar contra los gobiernos autoritarios.

Rafa
era huérfano y le cuidaba su tío y su tía, ellos mandaban sobre él y le
cuidaban, por lo tanto, eran como un sinónimo de gobierno autoritario para
Rafa. Un martes a media noche Rafa decidió coger su katana y vestirse como su
héroe y yendo a la habitación de sus tíos, sin remordimiento les cortó a los
dos el cuello.

Al
dia siguiente se fue con sus amigos por hay, nadie sabia lo que había hecho,
aparte no se le veía preocupado, sino , feliz por haber hecho algo que el creía
que estaba bien. Su locura llegó tan lejos que volviendo de las clases de artes
marciales vio un perro y creyendo que era una terrible mutación agresiva como
las del juego sacó la katana y delante de la dueña mató al pobre perro, la
señora asustada llamo a la policía, pero Rafa sin ninguna expresión en su cara
se sentó en un banco esperando a que llegaran.Una vez llego la policía, el
empezó a hablar con ellos y a marear la perdiz pero le capturaron y le llevaron
en el coche patrulla a comisaría, fue juzgado y metido en condena de 30 años en
la cárcel y sus ultimas palabras fueron: “al menos he vivido y actuado como mi
héroe”.

Todos
los telediarios hablaban de la noticia, nadie podía creerlo que veía pero no
solo por haberse metido en la cárcel, sino, que se terminó suicidando con una
sonrisa placentera en la cara.

David
Sanz

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