domingo, 4 de diciembre de 2011

POR PRINCIPIOS XLI




Acaba de salir el sol, Germán, y pienso en
ti. En tI y en tus preciosos ojos de una tonalidad indefinida, un color entre
gris y azul, pero aunque no recuerdo el color exacto , te puedo asegurar que
son los ojos mas bonitos que jamás he visto. Recuerdo aquel día frío de enero
en el que esos ojos posaron su mirada en los míos, en el momento en que tus
manos tocaron mis manos. Y de repente, siento un escalofrío que me estremece.
¿Por qué te has ido? ¿Por qué ya no estas? No piensas volver ¿verdad? Lo
suponía... desde el principio me imaginaba que esto acabaría algún día, que dejarías
de estar a mi lado. Quizás me di cuenta en el día en que supe que estaba loca e
inevitablemente enamorada de ti. O quizás fue el día en que supe que tenías esa
maldita enfermedad. Cáncer. O quizás fue ese mismo día, cuando me enteré de tu
grave situación, cuando me di cuenta de que no quería perderte , y que sentía
por ti algo más fuerte que una amistad... Ese loco sentimiento que todo el
mundo llama AMOR. Ese sentimiento tan hermoso como destructivo. Y todo iba
sobre ruedas, todo funcionaba. Nos complementábamos. Todo el mundo decía que
estábamos hechos el uno para el otro. Ambos nos olvidamos de que algún día se
acabaría. Que un día tú te irías. Para siempre. Y así fue. Pero sigues aquí
conmigo, puede que el resto de la gente no lo note, pero yo si te siento cerca.
Acaba de salir el sol , Germán, y pienso en ti.

Noelia Fernández

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