Acaba de salir el sol, Germán, y
pienso en ti. Tuvimos tanta suerte que no vimos nada imposible, nada que a lo
largo de los años nos pudiéramos arrepentir. Cuántas promesas quedaron en el
aire. Todos los días sale el sol, es inevitable, y todos los días pienso en ti,
pero ¿cuándo se acabará? Si cada amanecer me acuerdo de tus palabras, de tus
caricias sobre mi espalda. Por eso odio a los enamorados, me odio a mi misma,
te odio a ti. Intento buscar algo que me lleve lejos de mis pensamientos,
porque me ahogan, algo que no me de tiempo a pensar en nada, porque hasta en
los sueños apareces tú, Germán. Pero puedo vivir solo con el sol, no te
preocupes, de una manera u otra él me cuida y algún día nos daremos cuenta de
que cosas así, pasan pocas veces en la vida, ¿No lo supimos valorar? Qué pena
Germán.
Marta Zamorano.
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