viernes, 10 de febrero de 2012

QUIJOTESCAS II

Pablo Picasso

_”Apenas había el rubicundo Apolo tendido por
la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos
cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas
habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada Aurora,
que, dejando dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y
balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso
caballero don Quijote de la
Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso
caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de
Montiel”

_ ¡Oh princesa Dulcinea, señora deste cautivo
corazón! Mucho agravio me habedes fecho en despedirme y reprocharme con el
riguroso afincamiento de mandarme no parecer ante la vuestra hermosura.
Plégaos, señora, de membraros deste vuestro sujeto corazón, que tantas cuitas
por vuestro amor padece.

Seleccionado por Silvia Bonilla.


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