miércoles, 16 de noviembre de 2011

POR PRINCIPIOS V







Se había convertido en un acontecimiento
anual. Hoy el destinatario de la flor cumplía ochenta y dos años.
Como era costumbre desde hace una
década, esa misma noche al acostarse, encontraba en su cama un pétalo de rosa
negra acompañado de una nota:
-“No puedo devolverte tus cuerdas
vocales, ya apenas sé coser”.
Siempre era el mismo mensaje pero
Jacinto nunca se asustó ni se preocupó y jamás se molestó en investigar de
dónde venían aquellos pétalos, y aunque María, su amada fallecida hace diez años debido a una larga y
penosa enfermedad, siempre le regalaba
por su cumpleaños una rosa, nunca quiso imaginar nada. Lo único que
Jacinto hacía era coser los pétalos que recibía año tras año, formando así poco
a poco la flor que guardaba en el jarrón del desván junto al retrato de María.
Tras haber sido completada la
rosa negra, Jacinto murió sin poder decir una sola palabra y llevándose con él
el dulce recuerdo de su amada.

MÓNICA SANTOS

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