martes, 29 de noviembre de 2011

POR PRINCIPIOS XXVIII






Urania.
No le habían hecho un favor a sus padres aquellas mágicas estrellas de los deseos,
situadas en lo mas alto del cielo nocturno.
Su rostro pálido quedaba reflejado sobre la extensa pista de hielo, que
quebrantaba a medida que su compañero ,Sol, anunciaba su despertar.
Urania estaba sola, angustiada, en extrema soledad y desolación, con ganas de fallecer sobre el claro cielo,
y todo por el simple hecho de un beso,
un único beso por el cual pidió y esperó toda la noche.
La muchacha marchó triste a su casa, con la idea de no volver a creer nunca más en las estrellas

HECTOR MATU

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