domingo, 20 de noviembre de 2011

POR PRINCIPIOS X



Muchos
años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía
había de recordar aquella tarde de otoño con su querida Elisa. Lo que fue un
simple error del destino, o tal vez no, acabó convirtiéndose en la causa de su
locura. Tan grande era su tristeza que nuestro coronel confundía ya la realidad
con lo que sucedía en sus pensamientos como el presente y el pasado. Elisa
dejaba de ser su mujer fallecida hace unos años a manos de un fusil como el que
ahora le apuntaba a él. ¿Presente o pasado? ¿Realidad o ficción? ¿Verdad o
mentira? Demasiadas dudas. Aureliano llevaba ya demasiado tiempo en un sin
vivir y decidió acabar con su pesadilla. Aprovechando el despiste de un guardia
corrió desesperadamente hacia el quitavidas más cercano. Sin mirar atrás,
recordando en el camino su olvido. Una carrera desesperada. Un disparo. Un
silencio mortal. Adiós viejo amigo.

LAURA LEÓN

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