Se había convertido en un
acontecimiento anual. Hoy el destinatario de la flor cumplía ochenta y dos
años.
El personaje al que anualmente le hacíamos
un pequeño homenaje-recordatorio a nivel familiar, fue una persona activa,
luchadora, fiel a sus principios e ideales, y leal aunque exigente con los
suyos.
Desde su nacimiento, en plena guerra civil,
sufrió las duras condiciones del país, una infancia de postguerra, falta de
libertades, oportunidades, represión, pasando posteriormente por una transición
política, y reconversión industrial, a pesar de todo, nunca se olvidó de vivir,
ni de sus ideales, principios y menos aún de los suyos.
Pero no pudo en su etapa final, con la
enfermedad del “olvido”, el alzhéimer, dejando de reconocer a los suyos, peor
aun así mismo. Me pregunto si este tipo de enfermedad, no es un descanso para
la mente de esos personajes, luchadores infatigables, como intentando borrar
sus amargos recuerdos, su sufrimiento.
Hoy hace tres años que desgraciadamente no
le damos la flor en persona, la depositamos sobre su lápida.
Esta persona fue mi abuelo.
LUIS PANTALEÓN
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