jueves, 24 de noviembre de 2011

POR PRINCIPIOS XXIII




Tengo que intentar escribir
cuatro palabras para no volverme loco y caer en la depresión, o eso me ha
recomendado mi doctor – decía uno de los pacientes interrogados con una sonrisa
nerviosa.
Me llamo David Malcom y
pertenezco al cuerpo de la policía
criminalística, estoy investigando un posible homicidio cometido por un
apaciente del Hospital Psiquiátrico de Navada. Al parecer se trata de una mujer
de 32 años, internada en este centro por conducta violenta y por ser
responsable de la muerte de sus tres hijos. La sospechosa padece cierta
enfermedad que hace que su memoria se ponga a cero cada noche, por eso se hace
muy difícil interrogarla. Durante mi investigación pregunté a todo el personal
y pacientes del centro así como doctores y enfermeras pero nadie había visto
nada fuera de lo normal y menos referente a la paciente. Eran las 11:45 de la noche cuando me
encontraba en una vieja sala llena de expedientes y fichas, cuando encontré
algo revelador. Era el número y expediente
de la paciente, en el que esperaba encontrar algo sospechoso pero no
encontré eso precisamente, el expediente tenía otro nombre. El mío. Me llamo
David Malcom y pertenezco al cuer…

MARÍA SOMOZA

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