miércoles, 30 de noviembre de 2011

POR PRINCIPIOS XXXI




"En
un lugar de la Mancha
de cuyo nombre no quiero acordarme había una vez una nevera en la cocina de una
casa de una calle de un pueblo de Cuenca que estaba enfriando un pollo. En esa
casa vivía un marinero que tenía un huerto en el que plantaba cebollas. ¿Y que
hacía un marinero con un huerto? Pues no lo sé porque la historia me la contó
un hombre que estaba muy embobado.
Un día
este marinero-agricultor se fue al campo a cazar, porque también cazaba. Y vio
una cabra y la disparó pero falló y la cabra se fue corriendo.
Otro día
de caza este marinero-agricultor-cazador se encontró a un maestro cazador que
le dijo que si encontraba una tuerca de oro y se la entregaba a las 23:19 le concedía un deseo.
El
marinero-agricultor-cazador buscó y encontró la tuerca de oro. A las 23:19 se la dio al maestro.
Este le
dijo: ¿Qué quieres?
A lo que
el marinero dijo: Que a Javier Prieto le aprueben lengua.
Que lo
último fuera verdad es cosa que no se sabe."

Javier
Prieto

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